Zamorano: «Sin justicia es muy difícil sanar la herida espiritual de las víctimas de abusos» - Alfa y Omega

Zamorano: «Sin justicia es muy difícil sanar la herida espiritual de las víctimas de abusos»

El sacerdote palentino Luis Alfonso Zamorano presenta este miércoles en la sede de O_Lumen en Madrid el libro Te llamarán «mi favorita», en el que aborda la reparación espiritual de las víctimas de abusos

Ester Medina
Luis Alfonso Zamorano es de la fraternidad misionera Verbum Dei
Luis Alfonso Zamorano es de la fraternidad misionera Verbum Dei. Foto cedida por Luis Alfonso Zamorano.

Te llamarán «mi favorita» es un acercamiento al sufrimiento de las víctimas de abusos. ¿Por qué ese título?
Este libro es continuación del anterior, Ya no te llamarán «abandonada», y es una cita bíblica del profeta Isaías donde Dios, al pueblo de Israel que está sufriendo y que siente que su tierra ha sido pisoteada, desolada y se ha sentido abandonado, a esa tierra Dios le promete que no se llamará más «desolada» ni «abandonada». Esto es lo que viven muchos de los supervivientes que han visto su vida desolada por los abusos y se han sentido abandonados por sus familias, por la sociedad y también por la Iglesia en muchas ocasiones. A esa tierra, Dios le dice «ya no te llamarán abandonada», pero también le dice «te llamarán mi preferida»; es decir, Dios muestra por la experiencia de victimización que han sufrido un amor de predilección. El desafío está en que también nosotros, como cristianos y como Iglesia, podamos hacer sentir que las víctimas son las preferidas de Dios, en el sentido de que son aquellas que son objeto de un amor de predilección, de mayores cuidados, de atención, por el sufrimiento que han experimentado en su propia vida.

¿Qué importancia tiene prestar especial atención a la parte espiritual de una persona que ha sufrido abusos?
El libro trata de ayudar a tomar conciencia de la grave herida espiritual que generan los abusos, especialmente en el seno de la Iglesia, porque cuando quien abusa es alguien que representa a Dios, de alguna manera eso le hace parecer cómplice y suele producirse un daño en la relación con Dios, ya que la identidad de Dios también es abusada. Suele generar además un abandono de la fe, de la institución, una herida en el sentido de pertenencia, sobre todo si las víctimas son expuestas a una doble traición por la falta de acogida, misericordia y ayuda por parte de la Iglesia. Debemos hacernos conscientes y pensar cómo podemos ayudar o qué caminos y propuesta espiritual puede ayudar a sanar esa herida espiritual.

En el libro lanza algunas sugerencias para ayudar a esa sanación. ¿Nos comparte algunas de ellas?
Yo hago una propuesta que llamo Theorapia, que es un juego de palabras entre Dios y terapia; la terapia con Dios, como un camino de sanación a través de la palabra de Dios. No es la única propuesta ni la mejor, simplemente es una sobre todo para aquellos que añoran su fe y su espiritualidad.

En definitiva, ofrezco un camino de oración para abordar, por ejemplo, algunas de las emociones y sentimientos más difíciles o frecuentes como por ejemplo la culpabilidad patológica que experimentan muchas de las víctimas siendo inocentes. También el manejo de la rabia, la ira o cómo afrontar la herida de la sexualidad. Todo esto concurre también al encuentro con el Dios que también ha sido víctima, que en su propia carne ha experimentado la humillación de la desnudez, la indefensión y la vulnerabilidad y que, haciéndose uno con nosotros puede abrazar nuestra vida, darnos esperanza y hacernos partícipes de su victoria y de su resurrección. Es el encuentro con la víctima, que nos mira a los ojos. Solo el Dios con heridas es digno de tocar nuestras heridas y es el único que las puede resignificar.

Desde su amplia experiencia, ¿cree que estamos mirando a los ojos y al corazón de las víctimas en el seno de la Iglesia?
Creo que hemos dado pasos en la Iglesia en cuanto a intentar poner a las víctimas en el centro. Hace cinco años no había ninguna oficina de atención ni prevención ni de escucha, y hoy prácticamente todas las diócesis —al menos de España— las tienen, aunque en algunos casos puedan ser decorativas todavía, pero al menos están. Aquí lo importante es que no basta con tener un protocolo ni unas líneas guía ni códigos de conducta —que está muy bien y es imprescindible— o jornadas de formación, que siempre serán insuficientes en este tema. No basta con todo eso, porque necesitamos llegar a la conversión del corazón para, de verdad, hacernos cargo de las necesidades de las víctimas y poder responder al proceso de cada una de una forma personalizada e individualizada. Y eso es una conversión del corazón, que se da solo desde el encuentro de tú a tú con las víctimas mirándolas a los ojos.

¿Qué nos falta?
Todavía nos falta avanzar mucho en el tema de la justicia, porque sin justicia es muy difícil sanar la herida espiritual. Esto para las víctimas es un desafío muy grande. El salmo dice que «la justicia y la paz se besan», y sin el beso de la justicia es muy difícil encontrar la paz. No me canso de repetirlo. Y lamentablemente nuestros procesos canónicos siguen siendo lentos, opacos, victimizadores en muchos casos y siguen dejando sin justicia a las víctimas. Se necesitan procesos de justicia restaurativa más institucionalizados y que de verdad respondan a las necesidades y a las heridas que tienen nuestros hermanos. En ese sentido estamos todavía en deuda. Necesitamos la conversión del corazón y que las víctimas puedan recibir verdad, justicia y reparación.

Te llamarán «mi favorita». Sanar la herida espiritual provocada por los abusos
Autor:

Luis Alfonso Zamorano

Editorial:

PPC

Año de publicación:

2024

Páginas:

376

Precio:

25 €

Portada de 'Te llamarán «mi favorita»'