«Vuestras cartas dan esperanza a los niños de Ucrania»
Los alumnos de los salesianos de Yitómir, en Ucrania, recibieron antes de Navidad las cartas de más de 300 niños españoles
Los alumnos del colegio Vsesvit, de los salesianos, no entendían nada. El 22 de diciembre, penúltimo día antes de las vacaciones, los profesores aparecieron en clase con una caja con dibujos y cartas. «Al principio se quedaron con la cara en blanco, muy sorprendidos», nos cuenta María, la maestra que lo organizaba todo. ¡Eran las cartas que cientos de niños españoles les habíais enviado con el PequeAlfa!
Cuando les explicaron que llegaban desde España, «preguntaban mucho por qué les habían escrito o cómo esos niños los conocían». Ellos «saben cosas de España. Los que son fans del fútbol ven al Real Madrid en la televisión», y algunos hasta conocen a gente que ha venido a vivir aquí. Pero no se esperaban algo así. «Pensar que alguien les escribía desde un país tan lejano» fue «una sorpresa muy agradable», y «una experiencia conmovedora».
Otra cosa que les sorprendió fue que muchas de las felicitaciones tenían algunas palabras en ucraniano. La de Gonzalo, de Parla (Madrid), se ha llevado uno de nuestros premios, el juego Disciple, porque estaba escrita entera así. Les decía, por ejemplo: «Nunca os rindáis. Si caéis, volved a levantaros otra vez». Y compartía su deseo de «estar junto a vosotros, ayudándoos en cualquier problema». Según su maestra, «los chicos lo entendieron bien, y les impresionó que les escribieran en nuestro idioma», aunque sea con ayuda de internet.
En algunas de las cartas se veía cómo los niños españoles intentaban ponerse en su lugar. Por ejemplo otra de las ganadoras, Amaia, de Madrid, les decía que «me parece bien si os habéis escondido» en un refugio antibombardeos. «El otro día pensé: “Si se han escondido, ¿cómo comerán?”». A esta niña, que va a catequesis en la parroquia de San Leopoldo, le interesa la realidad de Ucrania porque a su colegio fueron el curso pasado dos niños ucranianos, Daría y Román, cuyas familias se habían refugiado en España. «Pero Román este año se fue a Ucrania. Yo estoy un poco triste y le echo de menos».
Rumbo a Odesa
Leer estos mensajes fue para estos chicos la mejor forma de empezar las fiestas. La celebración continuó el viernes 23 con el festival de Navidad. «Hicimos un pequeño concierto y una actuación». Después hubo una oración breve, y «los niños vendieron dulces y regalitos para recaudar dinero para nuestro Ejército, porque los soldados tienen muchas necesidades», cuenta María.
Como es muy difícil que el correo funcione en Ucrania por culpa de la guerra, desde el PequeAlfa habíamos enviado el paquete a la casa de los salesianos en Cracovia (Polonia). El director, el padre Michal, tenía que ir allí a una reunión y lo recogió. Había 330 cartas, demasiadas para un colegio al que ahora solo van 120 alumnos. Pero «tenemos también un oratorio al que vienen más niños» a hacer actividades, nos aclara María. Así que «se las dimos a ellos».
De hecho, después de enviar este paquete a Yitómir llegaron a nuestra redacción más de 300 cartas más. Gracias a Dios, les encontramos sitio en un camión que salió de Madrid el día de Nochebuena con comida, ropa y otros productos para Odesa, una ciudad del sur de Ucrania. Este viaje lo ha organizado la asociación Elvira por Ucrania. Elvira es una cantante de ópera ucraniana que vive en España. Nos explica que a Odesa están llegando muchas personas desde Jersón, una ciudad que estuvo un tiempo tomada por los rusos. Entre estos desplazados hay familias numerosas que «no tienen prácticamente nada, ni comida ni ropa».
Además de estas cosas básicas, y de vuestras cartas, el camión lleva juguetes y chucherías. Para cuando leáis esto, seguramente hayan llegado ya. A tiempo para Navidad, puesto que muchos ucranianos la celebran el 7 de enero. Esperamos que los ayuden tanto como a los alumnos del colegio Vsesvit. Como dice María, «no saben qué va a ocurrir cada día, y las cartas les han dado esperanza».