«Volved a Mosul. La ciudad no está completa sin vosotros»
La UNESCO quiere que la reconstrucción del patrimonio de Mosul sirva para «promover la cohesión social y la reconciliación». Pero el regreso de los cristianos, que sus vecinos esperan, parece difícil
Cuando Mosul fue liberada del Daesh, la iglesia sirocatólica de Mar Toma (Santo Tomás) fue el primer lugar de la ciudad iraquí donde volvió a alzarse una cruz y a celebrarse Misa. Pero no fue hasta hace unos meses cuando se pudo empezar a reconstruir el edificio. Lo está haciendo la parroquia con sus propios fondos y apoyo de las entidades francesas Obra de Oriente y Fraternidad en Irak.
Hace unas semanas contaron con una ayuda extra: un grupo de jóvenes musulmanes de la organización Sawaed al-Museliya (Brazos de Mosul) estuvo ayudando a limpiar escombros. Otra entidad, Mosul eye, ha iluminado el exterior. Son «gestos de solidaridad y reconciliación» que el párroco, Pios Affas, agradece. Los voluntarios quieren lanzar un mensaje a los cristianos: «Volved a Mosul, la ciudad no está completa sin vosotros», subrayó a Reuters Mohammed Essam. El padre Affas, que aún vive fuera, lo escucha con frecuencia. Cada vez que visita las obras «soy muy bienvenido», comparte con Alfa y Omega. Y los trabajadores, musulmanes, «me repiten que por qué no vuelvo» definitivamente.
El mismo gesto simbólico de estos jóvenes se está repitiendo, ya de forma institucionalizada, en el proyecto de reconstrucción del patrimonio de la ciudad puesto en marcha en 2018 por la UNESCO con el lema Revivir el espíritu de Mosul. «Mosul siempre ha sido conocida porque en ella convivían distintos grupos étnicos y religiosos», incluida una «comunidad cristiana bastante grande en origen», explica su responsable, María Rita Acetoso. La cantidad de mezquitas, iglesias y sinagogas de su casco antiguo daba prueba de ello, hasta que la invasión del Daesh en 2014 y la batalla para su expulsión dañaron o destruyeron la mayoría. La UNESCO quiere que la reparación sirva para «promover la cohesión social y la reconciliación», y recuperar parte del alma de la ciudad.
Un reloj para toda la ciudad
Por ello, se han elegido «lugares con valor histórico pero también importantes para la comunidad». El más célebre es la mezquita de Al Nuri. El 16 de noviembre se abrió el plazo del concurso internacional de arquitectura del que saldrá su diseño futuro. Pero en la lista, en diálogo con las autoridades iraquíes y con los Emiratos Árabes Unidos (donantes del proyecto), se incluyeron también la mezquita de Nabi Younis (donde se encuentra según la tradición la tumba del profeta Jonás) y las iglesias de Al Tahira (de la comunidad sirocatólica) y Al Saa’a, del convento dominico de Nuestra Señora de la Hora.
Terminada en 1880, esta última fue elegida, explica el dominico Olivier Poquillon, por su valor simbólico: en el perfil de la ciudad, junto al minarete de Al Nuri, destacaba su famosa torre del reloj, por cuya hora se guiaban todos los vecinos. «Es un símbolo de convivencia». Además, «fue la sede de la primera imprenta y de la primera escuela para niñas de la región». A pesar del retraso que llevan las obras, le gustaría verlas terminadas en 2022 o 2023, como pidió el Gobierno.
Pero Revivir el espíritu de Mosul va más allá. Incluye proyectos educativos de prevención del extremismo, y una importante apuesta por la cultura con la recuperación de bibliotecas y museos y la puesta en marcha de actividades, por ejemplo de música.
42,6 millones de euros ha donado Emiratos Árabes para reconstruir Mosul. La UE, 19,3 para casas y escuelas, según la UNESCO.
8 de cada 10 cristianos que había en Nínive en 2014 se habrán marchado de la región en 2024. El 36 % de los que quedan quiere emigrar, según ACN.
87 % teme por su seguridad. El 24 % se ha visto afectado por la acción de milicias y el 67 % cree probable el retorno del ISIS o un grupo similar.
45 % están en paro, frente al 8 % de los no cristianos. El 43 % cree que promover el empleo debería ser la primera prioridad para las ONG.
Regreso con cuentagotas
Además, dado que uno de los principales problemas para la población es el desempleo, el año que viene comenzará un programa de dos años que formará a 120 personas en arquitectura, ingeniería, arqueología y artes y oficios relacionados con la rehabilitación de edificios. Una preparación que, cuando el proyecto acabe, permitirá a los beneficiarios seguir siendo protagonistas de la puesta en pie de una región aún herida.
Acetoso espera que «la reconstrucción de lugares significativos para la comunidad, como sus iglesias, pueda contribuir de forma significativa a un proceso gradual de retorno» de los cristianos. Desde 2017, apenas 50 familias han vuelto a sus hogares en la ciudad. De las hasta 400 personas que llenaban Al Saa’a los domingos, «solo han vuelto algunas, y sin sus hijos». Otros más «vienen a trabajar pero viven fuera», pues «ya nadie quiere vivir en la ciudad vieja». De hecho, tal como reveló Ayuda a la Iglesia Necesitada en junio a través de un informe, incluso el regreso a los pueblos cristianos de la llanura de Nínive dio marcha atrás en 2019, después de ver buenos resultados en 2017 y 2018.