Voluntarios con personas sin hogar: «Ahora más que nunca nuestra labor tiene sentido» - Alfa y Omega

Voluntarios con personas sin hogar: «Ahora más que nunca nuestra labor tiene sentido»

La irrupción del coronavirus está cambiando todas las rutinas, vaciando las calles, pero al mismo tiempo está sacando nuestro lado más humano, más comprometido. Es el caso de Francesco y Pierre, dos jóvenes de Italia y Francia, voluntarios del Cuerpo Europeo de Solidaridad, que durante este curso están en Madrid colaborando en proyectos para personas en riesgo de exclusión social de Cáritas Diocesana. El voluntariado surge a través de una iniciativa de la Unión Europea que busca que jóvenes trabajen un año como voluntarios o colaboren en proyectos sociales. A Francesco y Pierre el COVID-19 no les ha echado para atrás. Lejos de acobardarse y encerrarse en casa, estos dos chicos, de 25 y 24 años, han dado un paso adelante en esta crisis y se están volcando con los más necesitados

Marta Palacio Valdenebro
Foto: Marta Palacio Valdenebro

¿Cómo ha afectado el coronavirus en vuestro voluntariado?
Francesco: Normalmente dividimos nuestro tiempo entre dos proyectos de Cáritas Diocesana de Madrid dedicados a personas en exclusión social, pero cuando comenzó a extenderse el virus, la necesidad de voluntariado se hizo más fuerte en CEDIA 24Horas, el albergue para personas sin hogar. Por eso decidimos centrar todo nuestro trabajo en ese centro y dejar de ir al proyecto para personas con enfermedades mentales sin hogar y el centro de adicciones, a los que también estábamos acudiendo. Quedarnos en CEDIA es también una medida de seguridad: cuanto menos nos movamos, menos probabilidades tendremos de contraer o extender (en el peor de los casos) el virus.

Pierre: Ahora nos turnamos para cubrir un turno completo en el albergue. Uno va por la mañana y el otro por la tarde, y así somos más útiles. Estamos viendo, ahora más que nunca, lo necesario que es el voluntariado.

¿Cómo es la situación en este centro para personas sin hogar?
F.: Estamos tranquilos. Se han suspendido algunas actividades grupales por seguridad, y eso hace que los residentes vean más la televisión y tengan muchas preguntas, preocupaciones e incertidumbres que intentamos solucionar charlando con ellos. Hemos extremado las precauciones: dejar distancia entre nosotros, lavarnos las manos, etcétera. Pero por lo demás, todo sigue igual que siempre. Funcionamos como cualquier casa y familia.

P.: Todo está bien. La vida sigue a pesar del coronavirus. Nosotros vamos, lavamos ropa, ayudamos a que el centro funcione, hacemos la comida y charlamos con los residentes. Cada día comemos unas 50 personas allí. Es mucho trabajo.

¿No tenéis miedo?
F.: Yo no tengo miedo. Ahora además, que en España se están aumentando las medidas de seguridad, estoy más tranquilo. Yo soy de Lombardía y mi familia está allí encerrada en casa desde hace mucho tiempo, por eso hasta ahora me preguntaba si lo que estábamos haciendo era suficiente, pero ya se han aumentado las medidas de seguridad. Mi familia me llama para preguntarme cómo estoy cada día, yo les tranquilizo y les digo que todo va bien.

P.: Yo tampoco. Comprendo que hay grupos de riesgo, que tienen que cuidarse mucho ahora, pero soy joven, estoy sano y tomo todas las precauciones. En este momento, los voluntarios más mayores deben quedarse en casa y nosotros, los jóvenes intentar hacer lo mejor posible su labor.

¿Os habéis planteado quedaros en casa?
F.: No. Estamos ante una situación extraordinaria. Lo que estamos haciendo es necesario e importante, pero tampoco creo que estemos haciendo algo valiente.

P.: Nosotros hacemos este voluntariado para ayudar y eso estamos haciendo. No somos salvadores, hemos venido a Madrid a hacer esto. Ahora más que nunca nuestro voluntariado tiene sentido. En CEDIA hacía más falta nuestra presencia y por eso hemos venido aquí; si hacemos más falta en otros sitios, allí iremos.