He hablado en otras ocasiones de que, cuando surgió Proyecto Hombre en Roma de manos del padre Mario Picchi, lo hizo a través del voluntariado. Personas de diversa índole profesional quisieron ofrecer a la vida algo más que su trabajo, su esfuerzo remunerado y el cuidado de su familia más cercana. Tenían dos características comunes: la sensibilidad para ver los problemas de otros y la responsabilidad de transformar el mundo.
Muchos años después, en Proyecto Hombre seguimos teniendo un valor difícil de cuantificar, pero imprescindible para el desarrollo de nuestra tarea. El VOLUNTARIADO. Y lo pongo así, en mayúsculas, para dar cuenta de lo importante y necesario que es.
Primero, porque los voluntarios ofrecen un modelo de referencia para las personas en proceso. Segundo, porque aportan una imagen de normalización que favorece la inserción de las personas que realizan el programa terapéutico-educativo. Tercero, porque aportan conocimientos y escucha activa como forma de relacionarse con el mundo. Y cuarto, porque realizan tareas concretas muy diversas: acompañamiento, apoyo, recogida de información, talleres formativos complementarios, etc. El voluntariado en Proyecto Hombre es uno de nuestros valores identitarios.
Y hasta aquí lo oficial. Y ahora entro en el corazón, que es desde donde me gusta escribir. Quien decide hacer un voluntariado decide mucho más que dedicar tiempo libre a otras personas; decide emplear lo único que no se puede comprar, que es su vida, a transformar el mundo. Porque no es solo lo que aporta, sino que es el espejo para que otras personas quieran: si tú puedes, yo puedo.
No hay forma de transmisión de otros modos de vivir más auténtica que la que, desde la cotidianidad y la sencillez de un acompañamiento recíproco, la persona voluntaria puede dar a quienes realizan un proceso. Muchos de nuestros voluntarios son personas que, anteriormente, hicieron su proceso. O sus familias. ¡Y quién mejor que ellas para expresar lo útil, efectivo, positivo, sanador y esperanzador que es el proceso!
Gracias siempre.