Voces de toda la Iglesia subrayan los distintos acentos del Papa emérito
Los obispos de Iberoamérica recuerdan su mensaje de que «la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica»
Ya minutos después de conocerse la noticia del fallecimiento de Benedicto XVI, desde todos los rincones de la Iglesia comenzaron a recibirse mensajes de agradecimiento, oración y homenaje. Un coro de voces que permite identificar los temas que más resonaron en los distintos ámbitos y sectores de la vida de la Iglesia.
El presidente del Consejo de Conferencias Episcopales de Europa, Gintaras Grušas, hizo especial alusión a su magisterio sobre Europa, en el que «enfatizó la importancia de sus raíces cristianas» y subrayó el «necesario regreso a Cristo y a la evangelización para la construcción de la civilización del amor». En este sentido, manifestó su compromiso de desarrollar este magisterio, «desde la certeza de que solo Cristo es la esperanza para una Europa en conflicto».
«Damos gracias a Dios por su vida y su fecundo legado teológico y pastoral, muy bien expresado en su lema episcopal: Colaborador de la verdad». Con estas palabras, el presidente del Consejo Episcopal Latinoamericano (CELAM), Miguel Cabrejos Vidarte, aludía a sus encíclicas, homilías, discursos, cartas y exhortaciones, que constituyen «un significativo aporte a la doctrina social de la Iglesia». Este magisterio «seguirá inspirando el caminar de la Iglesia latinoamericana y caribeña».
Opción preferencial por los pobres
En su mensaje, el CELAM recordó de modo especial las orientaciones pastorales del Papa Benedicto XVI al inicio de la Conferencia de Aparecida, en mayo de 2007. Él fue quien propuso como tema Discípulos y misioneros de Jesucristo para que nuestros pueblos en él tengan vida.
Entonces, «nos animó a reflexionar sobre los retos de la fe cristiana en nuestro continente y a ayudar a los fieles cristianos a vivir su fe con alegría y coherencia, a tomar conciencia de ser discípulos y misioneros de Cristo, enviados por él al mundo para anunciar y dar testimonio de nuestra fe y amor». También subrayó que «la opción preferencial por los pobres está implícita en la fe cristológica en aquel Dios que se ha hecho pobre por nosotros, para enriquecernos con su pobreza».
Durante su último viaje a América Latina y el Caribe, cuando visitó México y Cuba en marzo de 2012, el Papa Benedicto XVI se reunió con los obispos del continente y les manifestó que «la Iglesia en América Latina, que muchas veces se ha unido a Jesucristo en su pasión, ha de seguir siendo semilla de esperanza, que permita ver a todos cómo los frutos de la resurrección alcanzan y enriquecen estas tierras».
En representación de la vida consagrada Nadia Coppa, presidenta de la Unión Internacional de Superioras Generales, expresó su agradecimiento «por la sabiduría y la humildad con la que acompañó al pueblo de Dios y por el testimonio de amor con el que sostuvo el camino de la Iglesia». En particular, mostró su gratitud y alabanza por la dedicación y atención que reservó a la vida religiosa y por el impulso profético de su magisterio».
Sus patrias
Desde su tierra natal, la Conferencia Episcopal Alemana afirmó que la muerte del Papa teutón «es una gran pérdida» para la Iglesia en el país donde nació, enseñó Teología, trabajó como sacerdote y fue obispo. «Su pontificado y sus muchos años de labor episcopal serán recordados vívidamente», afirmaron en un comunicado seguido por un obituario de su presidente, Georg Bätzing. El largo texto destaca cinco facetas suyas: la de académico apasionado y maestro de teología, la de pastor convencido y persuasivo, la de peregrino, la de filántropo y la de hombre de oración.
En su país de adopción, los obispos italianos apuntaron que «también en el momento de la debilidad humana, demostró la fuerza que viene de la fe en Cristo y la importancia de una relación profunda que nace de la plegaria del Espíritu Santo». Asimismo destacaron que «su vida fundada sobre el amor fue un reflejo de su relación con Dios». Y recordaron su invitación a «sentir la alegría de ser cristiano, porque Dios nos ama y espera que nosotros también lo amemos». Por último, recordaron su «impulso a la nueva evangelización».
Oración por Ucrania
También desde Ucrania, golpeada por la guerra, ha llegado la voz de la Iglesia. El arzobispo mayor de Kiev y primado de la Iglesia grecocatólica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, recordó en una carta al Papa Francisco la «cercanía espiritual» de Benedicto a los grecocatólicos ucranianos, la mayor de las iglesias sui iuris. Su pontificado «abrazó nuestra Iglesia con muchos gestos providenciales que favorecieron su renacimiento después de la persecución comunista, y el desarrollo auténtico en los tiempos modernos». En concreto, reconoce su «gran contribución al crecimiento y la formación de la estructura» eclesiástica.
Más recientemente, al comienzo de la invasión rusa el Papa emérito «quiso enviarme su carta asegurando al pueblo agredido su cercanía y la oración por la paz». Así, «en medio del drama de la guerra estábamos seguros de que en el monasterio Mater Ecclesiae teníamos un orante al Señor en su grande y al mismo tiempo humilde personalidad». Por ello, está convencido de que «también ahora nuestro pueblo tendrá un intercesor ante el trono del Señor».