Vicente Martín: «Envejecer no es una condena, es una bendición» - Alfa y Omega

Vicente Martín: «Envejecer no es una condena, es una bendición»

El obispo auxiliar de Madrid ha presidido la Misa con motivo de la IV Jornada Mundial de los Abuelos y Mayores

Sandra Madrid
Grupo de mayores que ha asistido a la Misa en la catedral de la Almudena. Foto: Sandra Madrid

La Iglesia de Madrid también ha celebrado este domingo 28 de julio la IV Jornada Mundial de los Abuelos y los Mayores. El obispo auxiliar de Madrid, Vicente Martín, ha presidido una Misa en la catedral de la Almudena a la que han asistido números fieles y un grupo de personas de la Residencia de Personas Mayores de Cáritas Diocesana, Fundación Santa Lucía.

«Damos gracias a Dios porque los mayores y los abuelos sois parte de nuestra familia cristiana y de nuestra historia». Con estas palabras ha comenzado la celebración el obispo auxiliar, quien además ha destacado que el mensaje de esta jornada es que «el Padre Dios está cerca de todos». También en la Biblia se nos dice que «Dios no abandona nunca a sus hijos, ni cuando la edad avanza». No olvidemos que «Dios sigue mostrando su misericordia en cada etapa», ha indicado.

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El descarte y la soledad

En este sentido, Vicente Martín ha explicado que «la soledad no es solo la ausencia de relaciones sino es consecuencia de un fenómeno social mayor, es decir, el abandono, que en algunas ocasiones empieza en la propia familia, cuando los padres no proporcionan la confianza necesaria a los que van creciendo o cuando los hijos no tenemos tiempo para estar con los padres por las ocupaciones en las que andamos envueltos».

Asimismo, ha lamentado que «el abandono social» afecte a todos como un síntoma de la cutura del descarte de la que son especialmente víctimas los ancianos, «a menudo dejados de lado, abandonados en su soledad; algunos se aprovechan de esa debilidad y son víctimas de engaños».

«El descarte y la soledad no son fruto de la casualidad sino consecuencia de corrientes culturales y antropológicas basadas en el individualismo que no valoran lo que no es rentable», ha señalado el prelado. Efectivamente, «a muchos les da miedo envejecer y lo consideran una enfermedad. Algunos piensan que es quitar de en medio, de la visibilidad a los mayores, es decir, tenerlos lejos, dejarlos en manos de instituciones para que se ocupen de ellos y los cuiden», ha asegurado.

Nueva alianza entre jóvenes y ancianos

También hay sectores que piensan que «sois una carga social y que invertir en vosotros es una pérdida de tiempo y un obstáculo para el desarrollo de las futuras generaciones». No olvidemos que «sois como esas piedras antiguas pero vivas que en una construcción sirven de apoyo a las piedras jóvenes, de esta manera, podremos construir el edificio todos juntos. Por ello, «necesitamos una nueva alianza entre jóvenes y ancianos, así llegaremos a una sociedad más humana».

«Vuestra sabiduría, disponibilidad y generosidad son imprescindibles para que la sociedad funcione con normalidad», ha asegurado dirigiéndose directamente a los mayores presentes en la Misa.

Envejecer no es una condena, es una bendición

En su homilía, también ha subrayado que «no podemos olvidar que la vida siempre es digna de ser vivida». «Dios envejece con cada uno de vosotros. Por eso, confiando en Él, descubriremos que envejecer no es solo un deterioro sino el don de una vida larga que no todos pueden disfrutar. Envejecer no es una condena, es una bendición», ha destacado el obispo auxiliar.

Por último, el obispo auxiliar de Madrid ha propuesto que, «frente a la cultura del descarte y del abandono, pongamos nuestros cinco panes y nuestros dos peces, es decir un corazón abierto y un rostro alegre para decirles que no les abandonaremos».