Venezuela se acerca al «punto de no retorno»
Las elecciones del día 6 pueden dejar a Venezuela sin ningún órgano constitucional, con una sociedad desmovilizada y un cambio de régimen en el horizonte
En 2017, un venezolano preguntó a un profesor universitario si la situación política había tocado fondo. «Cuando creemos que hemos tocado fondo, ¡esta gente saca una pala!», fue la respuesta. Este intercambio que narra Alfredo Infante, coordinador de Derechos Humanos del Centro de Investigación y Acción Social (CIAS) de los jesuitas en el país, sigue siendo actual ante las elecciones parlamentarias del 6 de diciembre.
«Son un fraude por todas partes», con maniobras como el nombramiento del Consejo Nacional Electoral por parte del ejecutivo (correspondía a la Asamblea Nacional), cambios de circunscripciones, una inflación de partidos proclives al régimen y el uso de las ayudas públicas para atraer a la gente a votar, ante la perspectiva de una elevada abstención. La Comisión Permanente de la Conferencia Episcopal Venezolana reiteró el lunes su crítica a la convocatoria. «Lejos de contribuir» a una salida democrática a la crisis, «tiende a agravarla».
«No todos» los candidatos son de la «oposición a medida del Gobierno», matiza el jesuita. Algunos se presentan porque creen necesario suscitar una «movilización importante» en los comicios, aunque no sean limpios. Henrique Capriles exploró esta vía pero acabó renunciando. Y la mayoría de opositores ha llamado directamente al boicot.
Para los obispos, es insuficiente. «Habría que haber presentado una hoja de ruta» elaborada desde «el sentido de pertenencia a un pueblo que está sufriendo», y «con sentido de estrategia», subraya para Alfa y Omega Mario Moronta, primer vicepresidente del episcopado. Ha sido precisamente la falta de conexión con la sociedad lo que ha hecho que, en paralelo a la pérdida de confianza en las instituciones, crezca la sospecha hacia la oposición. En opinión de Infante, «no ha interpretado bien» las necesidades reales de la población.
Sin alternativa de consenso
Cita como ejemplo a Juan Guaidó, que en enero de 2019 asumió el cargo de presidente encargado. «Fue una gran esperanza». Pero «compró la agenda de Trump» y a raíz de decisiones como el amago de levantamiento de abril de ese año la gente dejó de percibirlo como «una alternativa de consenso capaz de articular a todos los sectores políticos y sociales». Ahora, él y la Asamblea Nacional han convocado del 5 al 12 una Consulta Nacional paralela a los comicios oficiales, con tres preguntas sobre si se rechazan estos y si se apoyan «gestiones» ante la comunidad internacional para «rescatar nuestra democracia».
«La gente no quiere una intervención». El coordinador de Derechos Humanos del CIAS vaticina que, aunque con mayor apoyo que las elecciones oficiales, tampoco esta iniciativa obtendrá una participación impactante. Todo ello le lleva a alertar de la «peligrosísima situación» que se está generando por el «grave proceso de desmovilización política», cuando los canales políticos son la única posibilidad de salida pacífica a la «crisis sistémica» del país.
Todo ello, mientras Venezuela avanza hacia el abismo. «En enero nos vamos a encontrar con dos gobiernos inconstitucionales», vaticina Infante: el de Maduro, que recuperará la Asamblea Nacional que perdió en 2015 y contra la que desde entonces ha llevado adelante una masiva campaña de erosión, primero creando en 2017 una Asamblea Nacional Constituyente con los diputados oficialistas, y en enero pasado comprando a algunos opositores para formar un tercer órgano legislativo. Por otro lado, aunque la Asamblea Nacional actual intentara mantenerse en el poder, al vencer la legislatura dejará de ser «el único poder constitucional» en Venezuela.
Hacia el Estado comunal
La Iglesia del país teme que a partir de ese momento «se profundice la crisis». «Estamos en el punto de no retorno», subraya Moronta, que cree que el chavismo aprovechará para «proponer una especie de refundación» nacional mediante la creación de un Estado comunal parecido al cubano, con órganos asamblearios de democracia directa. La Asamblea Nacional Constituyente podría, antes de disolverse, presentar un proyecto en este sentido a la nueva Asamblea Nacional, que lo aprobaría.
Este sistema «daría mucha más fuerza al Ejecutivo», y traería «más represión» y «la exclusión de todo lo que no sea revolucionario», advierte el también obispo de San Cristóbal. En torno al año 2000, Hugo Chávez comenzó a plantear este horizonte comunal para el año 2021, bicentenario de la «fecha mítica» de la batalla de Carabobo, clave en la independencia del país. «Mucha gente no lo creyó y se rió; pero desde entonces lo llevan preparando».