Varios obispos y 1.200 sacerdotes filipinos piden el voto para Leni Robredo

Varios obispos y 1.200 sacerdotes filipinos piden el voto para Leni Robredo

Tras seis años de conflicto con el presidente saliente, Rodrigo Duterte, «ha habido un despertar» en la Iglesia, explica la misionera Ana Palma. La Iglesia ha creado grupos de discernimiento, y también vigilará el desarrollo de los comicios del lunes

María Martínez López
Elecciones en Filipinas
Robredo durante un mitin en Manila, el 22 de abril. Foto: Reuters / Eloisa López.

Más de 1.200 obispos y sacerdotes de Filipinas hicieron público este miércoles su apoyo a la candidata Leni Robredo de cara a las elecciones presidenciales del próximo lunes 9 de mayo. Los clérigos, pertenecientes al grupo católico Clero por una Elección Moral, pidieron a los fieles filipinos en una rueda de prensa en Manila que elijan a líderes «cuyos corazones realmente buscan el corazón del Buen Pastor, como Leni y Kiko», en referencia a Robredo y su compañero de candidatura, el aspirante a la vicepresidencia Kiko Pangilinan.

«No estamos progresando. Si queremos que nuestro país progrese necesitamos elegir a los líderes adecuados. No podemos simplemente optar siempre por el mal menor. La Iglesia tiene que tomar una posición», dijo Tony Tobias, obispo emérito de Novaliches, en declaraciones recogidas por el portal Rappler. Se desvinculaba así de la tradición de la jerarquía eclesial de evitar que sus orientaciones preelectorales pudieran tomarse como una petición de voto para un candidato concreto.

Tensión con la Iglesia

Este grupo ya había publicado en abril un manifiesto en el que expresaba su apoyo a Robredo para evitar que el país sea gobernado «por aquellos que infligieron sufrimiento», informa EFE. Se referían a Bongbong Marcos Jr., hijo del fallecido dictador del mismo nombre. Marcos ha formado equipo con Sara Duterte, hija del polémico presidente actual, que se presenta como candidata a la vicepresidencia.

El mandato de Rodrigo Duterte ha estado marcado por las continuas tensiones con la Iglesia, que ha denunciado las ejecuciones extrajudiciales a manos de la Policía en la llamada «guerra contra las drogas», así como la reforma de la Ley Antiterrorista, que en opinión de diversas organizaciones católicas permite detener sin pruebas, entre otros abusos, a los disidentes políticos. Por otro lado, en 2019 el Gobierno acusó de intento de sedición a cuatro obispos y dos sacerdotes. Los cargos fueron retirados en 2020.

Despertar católico

«Ha habido un despertar», explica a Alfa y Omega Ana Palma, misionera de las Servidoras del Evangelio de la Misericordia de Dios. «La Iglesia está llamando a todos los católicos a asumir un compromiso público con la política y a definirnos». Antes incluso del apoyo abierto a Robredo, explica, se habían puesto en marcha muchas otras iniciativas para intentar promover la participación de los católicos en las elecciones.

«Se han creado grupos de discernimiento con laicos, para conocer los programas» y reflexionar sobre «los valores del Evangelio que tienen que tener las personas que dirijan el país». Palma no oculta que sus hermanas de congregación han acompañado a jóvenes a algún mitin de Robredo.

Algunos «se sienten atraídos hacia ese tipo de personalidad fuerte que tiene Marcos, y no tienen conciencia histórica. Nosotras intentábamos ofrecerles los datos de lo que pasó». Sin embargo, otros jóvenes sí comparten la necesidad de que haya un cambio. «Un chico de 16 años me decía hace poco que tenían miedo por la situación de falta de libertad de expresión en la que se podemos entrar con Marcos».

Observadores electorales

La Iglesia se ha sumado, junto con la ganadora del Premio Nobel de la Paz, la periodista Maria Ressa, a la campaña #FactsFirstPH. Se trata de una iniciativa cooperativa para verificar noticias y contenido en las redes sociales y combatir la desinformación. Varios obispos y sacerdotes se han ofrecido para ser entrevistados dentro de esta campaña.

A todo esto se suma el hecho de que desde hace años la Iglesia juega un papel esencial en el desarrollo mismo de las elecciones. En todo el país existen los Consejos Pastorales Parroquiales para el Voto Responsable, una red de voluntarios que «forman a los laicos para que tomen conciencia sobre la necesidad de unas elecciones limpias, justas y dignas», explica Palma.

También asesoran a las personas que no están registradas para votar, por ejemplo por haberse desplazado o por ser jóvenes, para que puedan poner sus documentos en regla y participar en las elecciones. En el día de los comicios, sus observadores están presentes en todos los centros electorales para vigilar los posibles indicios de fraude. Si los detectan, sus denuncias «están totalmente reconocidas a nivel civil». Incluso se les permite ayudar a votar a las personas que se sientan inseguras sobre cómo ejercer este derecho. «Hay muchísimas papeletas», que han de rellenarse de una forma concreta, «y algunas personas, como los mayores», temen equivocarse.

23 % de apoyo frente al 56 % de Marcos

A pesar de la enorme influencia social que la Iglesia mantiene entre sus adeptos (el 85 % de la población) y de su protagonismo en momentos trascendentales de la historia reciente del país, las declaraciones de la jerarquía no parece determinante en los resultados electorales. El fuerte apoyo a Marcos en las encuestas (56 % en el último sondeo de Pulse Asia) puede recibir otro impulso tras recibir el martes por la noche la adhesión de organización religiosa sectaria Iglesia de Cristo. «La unidad de la Iglesia es reconocida por sus miembros de acuerdo con las Escrituras Bíblicas. Los miembros respetan la decisión de la Iglesia», reza el comunicado, para recordar a sus fieles que tienen que seguir las instrucciones que deciden los líderes de esta organización.

Aunque no hace público el número de sus fieles, se estima que tiene más de dos millones. Esto la situaría como la tercera religión del país, por detrás del catolicismo y del islam. Fundada a principios del siglo XX en Filipinas, esta organización exige a sus fieles un enorme grado de compromiso, que incluye aportaciones económicas, la obligación (controlada con un registro) de asistir a los oficios religiosos dos veces por semana y la exigencia de seguir los dictados de sus líderes en las citas electorales, lo que le otorga un gran peso político.