Vandalizadas dos cruces en el santuario de San Miguel de Aralar: «¿Por qué la cruz estorba a algunos?» - Alfa y Omega

Vandalizadas dos cruces en el santuario de San Miguel de Aralar: «¿Por qué la cruz estorba a algunos?»

«La destrucción de símbolos religiosos es un indicativo de la temperatura moral de una sociedad», ha indicado el capellán

José Calderero de Aldecoa

El Arzobispado de Pamplona ha informado este miércoles del ataque contra dos de las tres cruces de hierro que se encuentran en el cambio de subida al santuario de San Miguel de Aralar. «¿Por qué la cruz estorba a algunos?», se ha preguntado el capellán, Alfonso Garciandía Goñi. «La destrucción de símbolos religiosos es un indicativo de la temperatura moral de una sociedad», ha subrayado en una nota difundida por el arzobispado.

Este ataque se suma al que ya sufrió el santuario el pasado 26 de octubre, cuando unos desconocidos pintaron la estrella de David y la palabra «Jude» en la puerta y le pegaron fuego. El incendio fue descubierto por el vigilante que pernocta junto al templo, que se encargó de sofocarlo y de avisar al capellán. Los hechos se comunicaron a la Guardia Civil de Alsasua y a la Policía Foral, que es quien se hizo cargo de la investigación. También se presentaron los Bomberos de Navarra para comprobar que el incendio estaba sofocado y no había ningún peligro.

Este segundo ataque «es un daño pequeño si lo comparamos con la situación de muchos miles de cristianos que sufren persecución y violencia, que cada día son asesinados en diferentes países del mundo solo por el hecho de ser cristianos y que ni siquiera son noticia», señala Garciandía, que es hermano del obispo de Palencia. En este sentido, cabe destacar el aumento de los ataques contra los cristianos en Tierra Santa.

No obstante, Garciandía afirma que «esperamos una respuesta de condena unánime, no porque se hayan tocado los símbolos de un determinado grupo —la Iglesia católica en este caso—, sino porque una sociedad sana muestra unanimidad a la hora de responder al mal». Además, la vandalización de estos símbolos «es algo que produce pena y tristeza a todos aquellos que vivimos la fe y también en otros que, aunque no la profesen, respetan las ideas y credos de los demás», señala Garciandía.

La Iglesia navarra, como ya hizo en aquella ocasión, lamenta lo sucedido en uno de los centros de espiritualidad más antiguos y arraigados de Navarra, confía en la investigación policial y ratifica su apuesta por la tolerancia y el respeto. «A pesar de estos ataques, el santuario de San Miguel de Aralar seguirá siendo un lugar con las puertas siempre abiertas para acoger a los fieles, a los peregrinos y a los visitantes que se acerquen hasta un paraje que combina historia, devoción, leyenda y arte», subraya el capellán.