Vamos regular - Alfa y Omega

Cada cierto tiempo releo el mensaje que el cardenal Bergoglio envió a la prensa de Buenos Aires en el año 2002: Comunicador: ¿Quién es tu prójimo? En él explica que el comunicador cristiano debe ser como el buen samaritano que «se hace prójimo, cercano. No solo se acerca, sino que se hace cargo del hombre medio muerto que encuentra al borde del camino». ¿Qué habría hecho hoy un comunicador en la posición del buen samaritano? Le habría ayudado, no tengo duda. Pero todos conoceríamos su nombre, el medio para el que trabaja y su trayectoria profesional y personal. Tendría unos cuantos selfis en la escena y habría hecho una preciosa crónica sobre qué sintió al ayudar al prójimo. Ser multimedia lo llaman.

Hemos perdido el norte. En la información deportiva los periodistas son ya casi tanto o más famosos que los deportistas; en la política hablan más los tertulianos que los propios políticos y, cuando hay una catástrofe, lo primero es llegar allí y mostrar al mundo que se está sobre el terreno. Luego, si eso, contaremos lo que ha pasado. En el mundo del corazón es imposible diferenciar al periodista del famoso y, en la información religiosa, el día menos pensado nos encontraremos con el siguiente pie de foto: «Señor de blanco junto a (pónganle el nombre de su periodista experto en el Vaticano preferido)».

Dice Miguel de Cervantes en su Coloquio de los perros: «Ya tú sabes que la humildad es la basa y fundamento de todas virtudes, y que sin ella no hay alguna que lo sea». En el periodismo no debe de haber muchas virtudes. Hay una serie de justos que salvan nuestra profesión. No más de 36 lamed wufniks que diría Borges, y ni ellos mismos lo saben.

Este artículo es un ejemplo. Querer ser el salvador del periodismo es un ejercicio tan pretencioso que únicamente sirve para reafirmar la poca humildad que tenemos los que nos dedicamos a esto. Soy consciente de ello.

Si ven el periodismo como una manera lícita de ganar dinero, crear opinión pública, imponer un relato y una visión del mundo o simplemente ganar notoriedad, presencia y unos cuantos likes, envainaré mis palabras y les pediré que reseteen lo leído. Pero si ven el periodismo como yo lo veo, como la más noble y virtuosa profesión (por contar como objeto la Verdad), estarán de acuerdo conmigo: vamos regular.