Unas flores y una bendición - Alfa y Omega

Unas flores y una bendición

Celebrar el amor no es sólo cuestión de rascarse el bolsillo. Santificarlo y recuperar el sentido cristiano de la fiesta de San Valentín es el objetivo de las Vigilias de oración y bendición que se celebran, estos días, en lugares como la catedral de Alcalá de Henares o una parroquia que lleva el nombre del santo. «Una nueva cultura de la vida y del amor se construye proponiendo un camino realmente bello», reconoce su vicario

Cristina Sánchez Aguilar
«Queremos que nuestros novios, con la oración común, se vayan preparando para el matrimonio». Foto: María Pazos Carretero

Cuenta la historia que san Valentín era un clérigo –no sabemos si obispo, presbítero o diácono– del siglo III, que vivía en Roma durante el gobierno de Claudio II, quien prohibió la celebración de matrimonios a los jóvenes «para así poder tener un ejército más numeroso, pues quienes tenían familia no arriesgaban tanto la vida en la guerra», cuenta don Luis Melchor, vicario parroquial de la madrileña parroquia de San Valentín. Sin embargo, Valentín comenzó a celebrar matrimonios secretos, «puesto que lo consideraba como un don de Dios muy superior a cualquier pretensión humana». Al enterarse el emperador Claudio, quiso matarlo, convirtiendo así a Valentín en un mártir de la Iglesia.

Una parte de sus reliquias se conservan en la ciudad italiana de Terni, pero otras se conservan, desde 2009, en la parroquia homónima del santo en Madrid. «Llegaron hasta nosotros de forma providencial», explica don Luis Melchor. «Durante alguna de las guerras que se sucedieron en Italia a lo largo de la Edad Media, las reliquias fueron traídas a España, para protegerlas en algún monasterio», continúa; «con la desamortización, cayeron en manos de una familia. Aquella pequeña urna con reliquias de san Valentín fueron pasando de generación en generación hasta que, hace cuatro años, la familia decidió entregarlas a la catedral de Madrid para que pudieran ser veneradas públicamente». Y la catedral las entregó a la parroquia de San Valentín.

Celebrar el amor en torno al santo

Desde entonces, «todos hemos ido tomando conciencia de la gran oportunidad que tenemos para educar en el verdadero amor, para proponer a las parejas de novios y a los casados un nuevo modo de celebrar este amor», explica el vicario de la parroquia. Por eso, en el domingo más próximo a la fiesta –en este caso, el domingo 17 de febrero–, la parroquia saca el arca de las reliquias en procesión por las calles adyacentes y, al finalizar la procesión, «damos a venerar la reliquia al tiempo que bendecimos a las parejas de novios».

Procesión en la parroquia de San Valentín, con reliquias del santo

Volver al sentido originario de la festividad de San Valentín, empañada por las compras compulsivas, es el objetivo de esta celebración, «porque queremos que nuestros novios crezcan en el mutuo respeto, se amen cada vez más sinceramente y, con la oración común, se vayan preparando castamente para la celebración del matrimonio», explica don Luis Melchor. Aunque, como reconoce el sacerdote, «también se puede hacer un buen regalo, no porque creamos que lo material nos va a hacer más felices, sino porque consideramos que es una muestra del amor más profundo, y sólo así tendrá sentido. El regalo puede ser sencillo o complejo, caro o barato, pero tiene que estar lleno de amor».

Esta fiesta, que se celebra hace cuatro años en la parroquia, acoge a muchos fieles, pero, según reconoce el padre Melchor, «todavía no son muchas las parejas de novios que se atreven a dar el paso de que su amor sea bendecido». Pero «estamos firmemente convencidos de que una nueva cultura de la vida y del amor se construye proponiendo un camino realmente bello que, en el fondo, todo corazón desea abrazar», añade el vicario.

Novedad en Alcalá de Henares

Quien estrena este año oración por los novios y matrimonios es la catedral de Alcalá de Henares, que acogerá mañana, 15 de febrero, una Vigilia (aprovechando que el icono de la Virgen de Czestochowa visita la catedral). «Monseñor Reig Plà propuso esta celebración porque quiere santificar el amor y recuperar el sentido cristiano de la fiesta de San Valentín, vinculada estos días a una concepción romántica del amor, pero poco realista», afirma el párroco de la catedral, don Juan Miguel Prim. «Nuestro objetivo es aprender a amar y crecer en el amor, por eso hemos invitado a la Vigilia a los enamorados que comienzan a conocerse, a los novios, a los prometidos y matrimonios católicos, así como a los matrimonios con dificultades, separados o divorciados que quieran pedir a Dios la sanación de sus matrimonios y familias. Y, por supuesto, los solteros que quieran formar una familia cristiana y tengan dificultades para conseguirlo», añade el organizador de la Vigilia, don Fermín Peiró.

Durante la oración, que recorrerá los cinco misterios del Rosario, se consagrará a las familias a la Virgen peregrina de Czestochowa, a quien se pedirá, especialmente, por toda vida humana desde la concepción hasta la muerte natural. La celebración contará también con el testimonio de unos novios próximos a casarse; una madre de familia que, instada a abortar, apostó por la vida; los padres de una familia numerosa cuyo hijo ha decidido ofrecer su vida a Dios en el sacerdocio; una mujer en proceso de sanación interior tras abortar, y una pareja que lleva 52 años casados. Ignacio Antón, el joven que dará testimonio ante su cercano matrimonio, reconoce que, «en un día como el de San Valentín, se ha olvidado la importancia del amor esponsal, y los grandes almacenes se han adueñado de una celebración que es eminentemente cristiana». Ignacio recuerda, a quienes se centran sólo en las compras materiales, que «reafirmen su amor desde el amor que Cristo los tiene. Sólo así se puede vivir el noviazgo y el matrimonio en un mundo a la deriva».