Una religión que nació libre - Alfa y Omega

Una religión que nació libre

Andrés Martínez Esteban

En nuestro suelo patrio ha sido y es muy común pensar que la reconciliación entre catolicismo y libertad es imposible. Unos lo creen así porque tienen la imagen de una Iglesia liberticida. Otros porque consideran que las libertades y los derechos civiles atentan contra el dogma católico.

Sin embargo, entre tirios y troyanos, hubo y hay un grupo de católicos que sí considera que ser católico y liberal, defender el dogma y la libertad, no solo es posible, sino que es la forma auténtica de vivir la fe, porque el cristianismo es una religión que nació libre. Y uno de estos católicos fue José Jiménez Lozano.

El escritor abulense nos dejó «una meditación amplia y libre en torno al sentimiento religioso español en general y, más concretamente, en torno al sentimiento de la libertad religiosa, como una especie de encuesta religiosa en nuestra historia», que publicó en 1966 y ahora reedita Ediciones Encuentro con prólogo de Javier Prades.

Jiménez Lozano quiere responder a una cuestión: «[…] por qué en nuestra cristiandad española se han dado ciertas reticencias, un cierto escándalo y hasta una cierta oposición al espíritu conciliar del Vaticano II». La pregunta no es superflua. A lo largo de nuestra historia se ha justificado la defensa del catolicismo mediante la fuerza que castigaba a todo aquel que no aceptaba el oficialismo religioso o un Estado confesional.

En aquella España en la que se condenaba a todo aquel que ponía en cuestión el catolicismo oficial, que pocas veces coincidía con la religión católica, había algunos que pensaban de otra manera y vivían esa fe sin convertirla en un sistema de aristas cortantes. Jiménez Lozano nos recuerda aquí a san Ignacio de Loyola, a los denominados erasmistas españoles muy distintos al propio Erasmo de Róterdam, a fray Luis de León, a Bartolomé de las Casas, a Francisco de Vitoria o a Hernando de Talavera.

Entre los siglos XVI y XVIII fueron muchos los casos en los que la libertad religiosa estuvo secuestrada, pero fue en el siglo XIX cuando la frágil relación que en España había entre el catolicismo y la libertad se rompió definitivamente. Empieza a diseñarse lo que serán las dos Españas. Y hubo que esperar al Concilio Vaticano II para que llegara un soplo de aire fresco que volviera a reconciliar al catolicismo con la libertad.

Las páginas de este libro rezuman dolor y golpean duramente la conciencia de todo aquel que quiera llamarse discípulo de Jesús. Son palabras escritas desde un sufrimiento que, con paciencia y la gracia, se trasformaron en esperanza porque gracias al concilio la Iglesia «tornose para nosotros una Madre querida».

La lectura de esta meditación de José Jiménez Lozano no dejará a nadie indiferente. Unos considerarán que el libro confirma la imagen que ya tenían de una Iglesia enemiga de la libertad. Esa Iglesia de la Inquisición que impone sus dogmas. Otros pensarán que aquí se da pábulo a la crítica anticlerical. Quizás a unos y a otros les conviene recordar que Juan Pablo II, en la bula de convocatoria del Jubileo del año 2000, afirmó que «la historia de la Iglesia es una historia de santidad […]. Sin embargo, se ha de reconocer que en la historia hay también no pocos acontecimientos que son un antitestimonio en relación con el cristianismo», por lo que, como Sucesor de Pedro, pidió «que en este año de misericordia la Iglesia, persuadida de la santidad que recibe de su Señor, se postre ante Dios e implore perdón por los pecados pasados y presentes de sus hijos».

Meditación española sobre la libertad religiosa
Autor:

José Jiménez Lozano

Editorial:

Encuentro

Año de publicación:

2021

Páginas:

194

Precio:

20 €