Una marea roja inunda Madrid exigiendo el fin de los vientres de alquiler
«Nos parece inadmisible que el negocio de las agencias continúe y que se presente como algo idílico», apunta la portavoz de la marcha, que recuerda que esta «es una práctica violenta contra la mujer»
A mediodía de este sábado, las calles del centro de Madrid se han inundado de una marea roja. Vestidas simbólicamente con el traje de El cuento de la criada —novela de Margaret Atwood en la que las mujeres fértiles son forzadas a la esclavitud sexual para que otras puedan tener hijos—, aproximadamente 500 mujeres han marchado en silencio y sin pancartas para exigir el fin de los vientres de alquiler. Aseguran que «son una práctica violenta contra las mujeres».
El motivo ha sido el II Congreso Internacional de Gestación Subrogada que la capital está acogiendo estos días y que reunirá a especialistas médicos, familias y especialistas en diversos ámbitos. Según la portavoz de la marcha convocada, Marta Cárdana, la intención también ha sido «denunciar los intentos de legalizar y blanquear la explotación de las capacidades reproductivas de las mujeres». De hecho, tachan de «insuficiente» el posicionamiento público del Gobierno y le piden dos cosas: «Contundencia y coherencia con la propia legislación española, y que esta práctica se prohíba porque es un atentado contra los derechos humanos, tanto de la madre como de los hijos».
Además, la túnica roja y la cofia blanca que representa a estas «criadas» ha tenido una especial relevancia en el mensaje: «Ejemplifica muy bien lo que son los vientres de alquiler, que es la pretensión de tener un ejército de mujeres para la explotación reproductiva, para gestar para otros», ha señalado Cárdana.
La marcha, organizada por una treintena de organizaciones, ha comenzado en la plaza de Callao y ha finalizado en la Puerta del Sol. Durante ese trayecto, se han repartido octavillas informativas en los que se podía leer: «Las mujeres no se usan, no a los vientres de alquiler», y donde se exponían cifras como los casi 4.000 bebés nacidos entre 2010 y 2023 que llegaron a este país por una adquisición de personas de nacionalidad española.
«Nos parece inadmisible que el negocio continúe, así como la propia actividad de las agencias en España, que presentan los vientres de alquiler como algo idílico», ha apuntado la portavoz. Además ha asegurado que, «como hay un mercado tan potente, sigue habiendo muchísimas presiones para blanquear esta práctica». Sin embargo, ha recordado que ya desde Naciones Unidas se ha calificado esta práctica como «violenta» con las mujeres, «de cuya precariedad se aprovechan», puntualiza Cárdana. Ejemplo de ello es cómo los vientres de alquiler han proliferado en zonas empobrecidas y de conflicto. «Estamos hartas de denunciar las granjas de mujeres en la India, en Ucrania, alrededor de las fronteras de países en guerra, donde captan a mujeres para explotar su capacidad reproductiva».
Incluso en un reciente documento de la relatora especial de la ONU, se prevé un aumento del 500 % de esta industria, que podría alcanzar una facturación de más de 1.000 millones de dólares en el mundo. Por eso, Cárdana lamenta que esta opción se plantee en la opinión pública como algo inocuo y sin consecuencias: «Todo lo contrario. A las mujeres las someten a tratamientos hormonales brutales, a abortos». Por eso, recuerda que «no solo queremos que lo contemple el código penal, sino que a nivel internacional esta práctica quede abolida», porque «siempre va a haber mujeres pobres para satisfacer los deseos de enriquecidos».