El año que cerramos ha recuperado una aparente normalidad tras los momentos más duros de la pandemia. Se han retomado actividades eclesiales, fiestas y celebraciones, en sus tiempos y lugares habituales. Sin embargo, muchas personas han quedado afectadas en su situación personal, social, laboral o económica. A ello hay que sumar las consecuencias de la invasión de Ucrania. Cáritas y otras organizaciones eclesiales están haciendo un esfuerzo ingente para atender las necesidades sobrevenidas. Es muy importante seguir siendo Iglesia, mostrar el rostro misericordioso de Dios a quienes sufren.
Este año, todos los que formamos la gran familia de la Iglesia hemos vivido intensamente dos acontecimientos que nos van a seguir movilizando en 2023. En primer lugar, el recorrido del trabajo sinodal convocado por el Papa. Decenas de miles de personas han participado activamente en nuestro país. Esta primera etapa finalizó el pasado mes de junio con una gran asamblea sinodal en Madrid. Hemos descubierto un nuevo modo de trabajo donde destaca la primacía de la escucha y del discernimiento. Hemos iniciado ahora la etapa continental con la elaboración de un documento que sintetiza todas las aportaciones del mundo. Esta segunda etapa culminará con una asamblea continental. Otro gran acontecimiento ha sido la Peregrinación Europea de Jóvenes en Santiago en agosto. Expectantes y agradecidos a Dios, miramos con esperanza los brotes verdes de una Iglesia joven que está ya amaneciendo. El encuentro fue el punto de partida hacia la JMJ de Lisboa.
Jesucristo, su madre, santa María, y san José, la Sagrada Familia de Nazaret, impulsados por el Espíritu Santo, nos muestran el rostro y el modo de hacer y de actuar que ha de guiar a la Iglesia, llamada a ser Madre y Maestra de toda la humanidad. Atender a los que sufren, anunciar la persona de Jesucristo vivo entre nosotros y su Evangelio, acompañar espiritualmente y escuchar maternalmente a jóvenes, adultos y ancianos, fomentar la concordia y la fraternidad y, finalmente, avanzar en el camino sinodal, son las acciones que debe impulsar nuestra Iglesia en el año que comenzamos. ¡Feliz 2023!