Una comunidad para compartir la Buena Noticia - Alfa y Omega

Una comunidad para compartir la Buena Noticia

La Fundación Crónica Blanca lleva 14 años preparando a jóvenes estudiantes y profesionales de la comunicación. Pero, sobre todo, les ofrece una comunidad en la que, desde la fe compartida, puedan realizar la doble vocación de cristiano y comunicador. Porque «tenemos que dar gratis lo que hemos recibido gratis. Y, para nosotros, dar es comunicar»

María Martínez López
Alumnos del Curso de Periodismo Social, de la Fundación Crónica Blanca y de la Universidad CEU San Pablo, en unas prácticas.

A principios de los años 90, un grupo de estudiantes de Periodismo de la Universidad CEU San Pablo estaban preparando un trabajo. Uno de ellos era el padre Manuel María Bru. Al haber un sacerdote en clase, «los que tenían más sensibilidad religiosa se juntaron conmigo. Surgió el tema de la identidad cristiana en la profesión periodística, y me llamó la atención que, ya en 1º, estaban resignados a tener una vivencia privada de la fe. Les dije que eso no podía ser. Qué vocación tan hermosa es, como cristianos, ser profesionales de la palabra, y de la Palabra».

De esta conversación, surgieron unas reuniones semanales, en la cafetería de la Facultad. Formalmente, Crónica Blanca se fundó hace 14 años, y recibió un gran impulso a partir de 1999, cuando el padre Bru, también muy unido a los orígenes de Alfa y Omega, fue nombrado delegado diocesano de Medios de Comunicación de Madrid. En esa época, entró en Crónica Blanca, siendo estudiante, Iván de Vargas, que trabaja en Comunicación de Ayuda a la Iglesia Necesitada. Empezaron profundizando en el magisterio pontificio sobre las comunicaciones sociales, que «nos ha marcado mucho. En concreto, nos llegó muy hondo una frase de Juan Pablo II en el Jubileo de los periodistas, diciendo que se puede ser auténticos cristianos y excelentes comunicadores. Nosotros intentamos vivir el magisterio de la Iglesia sobre las comunicaciones sociales como una comunidad que comparte la fe. Para mí, esta dimensión comunitaria ha tenido muchísimo peso».

14 años intensos
  • 1999: Primeros encuentros.
  • 2000: Jubileo de los Periodistas. Inicio del programa Es Domingo (COPE), como taller.
  • 2001: Comienzo de las cenas coloquio con personalidades.
  • 2003: Nacen las convivencias de Semana Santa.
  • 2004: Participación en el II Congreso Internacional de NetOne El Silencio, la Palabra, la Luz.
  • 2005: Participación en la JMJ de Colonia, con encargo de la CEE de hacer un seguimiento informativo. Inicio de los grupos semanales de espiritualidad.
  • 2006: Producción del video oficial de la Misión Joven. Cursos de verano con la Universidad CEU San Pablo.
  • 2007: Constitución de la Fundación Civil Crónica Blanca.
  • 2008: Creación del Premio Juan Pablo II de Comunicación. Curso de Verano con la Universidad de Granada en Melilla.
  • 2009: Llegada a Argentina.
  • 2010: Participación en el Congreso Comunicación de la Iglesia: Identidad y diálogo, de la Universidad de la Santa Cruz, en Roma. Creación del grupo de espiritualidad en Alicante. Inauguración de la sede en Madrid.
  • 2011: Organización y entrega de los Premios Internacionales Centinelas del Mañana, en la JMJ de Madrid. Inicio en Radio Inter del programa Mañana es Domingo; y del Curso Superior Universitario de Periodismo Social, con el programa, en Radio María, Noticias solidarias.
  • 2012: Inicio de la Colección de libros de Comunicación Crónica Blanca con ¿Qué tiene que ver María de Nazaret con los Medios?

La labor de Crónica Blanca se apoya en tres patas. En primer lugar, la formación, para aprender a hacer «una comunicación cristiana, más humana y positiva», explica Iván. En gran parte, esto se ha conseguido en colaboración con la Universidad CEU San Pablo. Se empezó con los cursos de verano; y este curso se puso en marcha el Curso Superior de Periodismo Social, que el año que viene se convertirá en Máster. Han elegido el periodismo social —explica don Manuel— porque «es un tipo de periodismo que, mirando la pobreza, te obliga a centrarte en la dignidad humana, que es la clave de toda la comunicación cristiana».

Lo mejor, la comunidad

Otra faceta de Crónica son los talleres, para poner en práctica lo aprendido. Así, miembros de Crónica Blanca colaboran con la información sociorreligiosa de la COPE, tienen un programa en Radio María, y han hecho algún encargo para la Conferencia Episcopal Española.

Una reunión de Crónica Blanca, en su sede.

Pero el aspecto de Crónica Blanca que más valoran sus miembros, en general, es la comunidad. «Para mí —afirma Iván—, ha sido muy importante encontrar un lugar donde poder vivir mi fe de forma integral, también relacionada con mi profesión. Es un mundo donde encuentras dificultades y alegrías muy concretas, y saber que mis hermanos las comparten es un apoyo», explica Iván. Gran parte de esa comunidad —explica el padre Bru— «se ha ido realizando en la relación personal entre ellos. Van a las casas unos de otros, se llaman cuando hay algún problema… Tengo la experiencia bonita de haber casado a seis o siete, y también he bautizado a sus hijos». Muchos de los pioneros, como Iván, siguen en contacto con la fundación, por ejemplo como profesores. «Es una experiencia bonita de continuidad», añade el sacerdote.

Por encima de la competencia

También han hecho viajes juntos, como a la JMJ de Colonia, en 2005. Fue el momento en el que se implicó más en la fundación Angelines Conde, que es miembro del Patronato y trabaja como redactora en la revista Misión. Recuerda que, cuando comenzó a ejercer, empezó a vivir «cosas que no puedes compartir más que con la gente que se dedica a la comunicación, y más si eres católico: los problemas, las disyuntivas, la tensión, la forma de afrontar los temas… En Crónica, puedes compartirlo con gente que está en tu misma situación, y también apoyarte en los que tienen más experiencia. Me ha servido para valorar más mi trabajo», tan denostado a veces, y ver que «hay gente muy preparada que se preocupa por formarse y hacerlo mejor cada día. Eso te da alas».

Esta comunidad está por encima de la dura competencia que marca a veces la relación entre distintos medios. «No tiene sentido que compitamos entre nosotros, sino que cada uno lo haga mejor cada día. Nos pedimos ayuda; por ejemplo, ideas y contactos para los reportajes. Al final, el trabajo de todos es mejor, y resulta gratificante».

El comunicador, como María

Precisamente tras la JMJ de Colonia, se decidió profundizar en esta faceta comunitaria, con la creación de un grupo de espiritualidad del comunicador, que daba una estructura a los ratos de oración que ya se hacían antes. Este curso, se ha incorporado a él, entre otros, Alberto Ortiz. Es estudiante de 1º de Periodismo en la Universidad Carlos III, y del curso de Periodismo Social, y hace, con don Manuel, el programa Noticias solidarias, en Radio María.

El padre Manuel María Bru, con jóvenes, en el oratorio de la sede de Crónica Blanca.

En estos encuentros —explica el padre Bru—, «hemos ido descubriendo la espiritualidad del comunicador. Uno de sus aspectos es la implicación personal. En periodismo, el cristiano tiene que tener una conciencia muy clara de que implicarse en lo que va a comunicar, si es a la luz de la fe y no de la ideología, le va a ayudar a ir al fondo de la realidad y a comunicarla de forma más transparente». También hacen mucho hincapié en la dimensión mariana: «María no habla de Jesús, pero da a Jesús al mundo. Queremos que el comunicador sea alguien que no sólo utilice un lenguaje —la palabra, la imagen, el sonido— para transmitir, sino que lo haga con ardor. Si se da a sí mismo en lo que comunica, la comunicación es mucho más plena. Esto permite vincular la Buena Noticia a todos los ámbitos de la comunicación».

En relación con esto, han editado el libro ¿Qué tiene que ver María de Nazaret con los medios?, una obra que, providencialmente, tiene como tema de fondo cómo la Virgen une el silencio y la palabra; silencio y palabra también presentes en el mensaje de Benedicto XVI para la Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales.

Todo desde la oración

Los cursos de formación, los distintos proyectos puestos en marcha, la amistad entre periodistas de distintos medios, la comunidad en la que se ayudan unos a otros…; todo eso nace del silencio y de la oración. En las reuniones del grupo de espiritualidad —explica Alberto—, «aparte del diálogo sobre espiritualidad, tenemos un rato de oración que es muy importante. El silencio es clave para un periodista; y muchísimo más ahora, con las redes sociales y la comunicación instantánea… En ninguna otra esfera del periodismo se da valor al silencio».

Para valorar el fruto de Crónica Blanca en estos casi 15 años, basta comparar la opinión inicial de los compañeros de don Manuel, con esta descripción que hace Angelines de su labor como periodista católica: «Lo fundamental es la fe, nuestra vocación como cristianos. Tenemos que dar gratis lo que hemos recibido gratis. Y, para nosotros, dar es comunicar. Ahí confluyen las dos vocaciones».

Crónica Blanca, al otro lado del Charco

Cuesta separar a Crónica Blanca en la Argentina de experiencias fuertes. En mi caso, me tocó sumergirme en ella gracias a unos meses en los que estuve en Madrid, acogido y abrazado por Crónica Blanca. Sus integrantes fueron mis hermanos y mis padres, y el puntapié para intentar vivir intensamente eso de abrazar en la verdad al amor que transforma. Y cómo no querer llevar esa alegría a otros…

Los primeros encuentros de Crónica Blanca en mi país se produjeron en 2009, motivados por una visita de Crónica Blanca de España. La sensación de comunión fue muy fuerte. Con varios estudiantes de distintas universidades nos seguimos juntando varias veces, y vivimos una experiencia de escuela taller muy fuerte a raíz de la legalización del matrimonio entre personas del mismo sexo en nuestro país. Aquellos meses, colaboramos de cerca con varias organizaciones, y con parlamentarios que confiaron y siguen confiando en nosotros.

Cuando, en una reunión, recibimos a la periodista de C5N Nínawa Daher, sentimos que conocimos a una santa periodista. Cuatro meses después, Nina falleció en un accidente de tránsito, y su mamá nos reconoció luego lo feliz que había regresado de aquel encuentro. También fue un pilar la experiencia de Ezequiel Chabay durante la JMJ 2011, y la de Inés San Martín, que de Rosario viajó como voluntaria de prensa.

Cada vez que escuchan de Crónica Blanca, nos dicen cuánta falta hace que el grupo crezca. Mientras tanto, flamea en nuestros corazones una llamita que nos une con España en ese apasionante desafío de comunicar con la verdad y en el amor.

Esteban Pittaro