Una belleza insólita - Alfa y Omega

Una belleza insólita

Paula Fernández de Bobadilla
Detalle de la portada

El viaje de Shuna, de Hayao Miyazaki, es la historia del príncipe de un pequeño y humilde reino barrido por el viento en el que las cosechas son escasas y la gente vive sin esperar nada, más allá del trabajo extenuante y una vida tan árida como sus tierras. Un día, Shuna —que así se llama el príncipe— se encuentra con un viajero que está en las últimas. Antes de morir, el viejo le da los granos de un cereal que podría acabar con la miseria de su pueblo. Pero las semillas están descascarilladas, muertas; no sirven de nada. Si Shuna quiere encontrar unas para sembrar, tendrá que viajar hacia los confines del Oeste.

Este planteamiento nos lo hemos encontrado ya muchas veces —el héroe que deja su casa para enfrentarse a la adversidad en un viaje a través de lo desconocido—, pero esto, que en manos de alguien menos habilidoso podría haber sido un lastre, en las de Miyazaki se convierte en la clave del libro, que no es otra que su sencillez. Porque la sencillez lo invade todo aquí: la historia en sí, por supuesto, pero también los textos, breves y claros, emocionantes como un poema, y las acuarelas, pausadas y elegantes. El libro entero es esencial, en el sentido de que nada le sobra, y descansa sobre un equilibrio perfecto donde  ningún elemento manda sobre los demás: ni las imágenes, ni el texto, ni la historia, porque cada uno está al servicio de los otros dos. Y Miyazaki está al servicio de todos ellos. Como pasa con los buenos maestros, su mano se ve precisamente en eso: en que no se ve. Hace que todo parezca engañosamente fácil, que cuando lo leamos no se nos pase por la cabeza que podía haber sido de otro modo. El resultado es un relato de una belleza insólita, tremendamente conmovedor.

El único reparo que se le podría poner a este libro es que, cuando lo acabas, te quedas con ganas de más. Ojalá hubiera una continuación y pudiéramos seguirles la pista a Shuna y a Tea en su viaje de vuelta. Pero ahí también reside su gracia: en que quieres más pero no hay. Hemos perdido la costumbre de que nos dejen con las ganas. Estamos saturados no ya de segundas, sino de terceras, cuartas y quintas partes cuyo principal cometido —aparte de hacer caja— parece ser desvirtuar todo lo que tuvo de buena, de limpia y de original la primera parte. El viaje de Shuna es tan especial porque no nace de un proyecto pensado para sacarle el máximo rendimiento, sino de algo tan elemental como la necesidad de alguien de contarnos una historia.

«No está claro de qué época estamos hablando. Tal vez de un pasado remoto, quizá de un futuro muy lejano». El comienzo es maravilloso, un reflejo de lo que sucede con los clásicos: no importa cuándo has nacido ni dónde, su facultad de hablarnos es universal, atemporal. Los libros como este me confirman algo que sé pero a veces olvido, y es que para que algo te llegue al corazón, para que algo te emocione solo necesita tener dos cosas: un fondo de verdad y alguien que sepa transmitirla.

Mientras escribo se ha puesto el sol y el cielo se ha quedado de un amarillo lavado igual al de un paisaje de Miyazaki. Pienso en la suerte que tenemos de estar vivos a la vez que él, y de recibir como si fueran normales las maravillas que va dejando caer como el que no quiere la cosa. Este libro se publicó por primera vez en Japón en 1983. Ha tardado 40 años en llegar a nosotros, que son muchos; pero da igual. Lo que importa es que no dejemos pasar ni un minuto más antes de hacernos con uno, aunque solo sea porque —¡por fin!— tenemos la posibilidad de hacerlo. Dejémonos llevar por la delicia de perdernos tras los pasos de Shuna arrellanados en el sofá, disfrutando de la paz y la luz del invierno. Porque podemos.

El viaje de Shuna
Autor:

Hayao Miyazaki

Editorial:

Salamandra

Año de publicación:

2023

Páginas:

160

Precio:

23,7 €

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