Un TAC para el Nazareno del Silencio de Sevilla
La hermandad sevillana realiza a su imagen titular una revisión completa para comprobar su buen estado de conservación
Un TAC y una serie de radiografías: este es el examen que se le ha realizado a la imagen del Jesús Nazareno de la Hermandad del Silencio de Sevilla, con el fin de comprobar su estado de conservación tras más de cuatro siglos de historia fomentando el culto y la devoción de la ciudad.
El examen se realizó la noche del pasado 26 de junio en el centro médico Arduán, en el barrio de Bellavista. Con todo cuidado, los cofrades metieron la imagen en un cajón para llevarla inmovilizada hasta el centro, donde le hicieron un análisis completo.
Fernando Aguado, miembro de la hermandad, imaginero y licenciado en restauración de obras de arte, ha sido el encargado de llevar a cabo este estudio: «No es algo nuevo, se suele hacer para conocer las estructuras internas de las imágenes y conocer su estado por dentro. Con la radiografía se ven los elementos metálicos y las densidades de los materiales, y el TAC te da información de absolutamente todos los detalles en tres dimensiones. Es como meterte en medio de la imagen para conocerla por dentro».

El Nazareno de la Hermandad del Silencio es una imagen de 1602 de autor anónimo, a la que desde el año 1979 no se le había hecho una revisión profunda. Tras este chequeo, Aguado afirma que «está sana en su construcción, muy estable, sin problemas de inestabilidad. No está en peligro. Tiene los achaques de la edad de una imagen de cuatro siglos, pero está en muy bien estado».
Así, el TAC ha mostrado con claridad las fundas metálicas utilizadas para colocar las potencias —la orfebrería con simbología trinitaria— y que no se desgaste la madera. Y ha mostrado una inusual anchura de los costeros, los palos de madera que van de lado a lado de la imagen.
«También hemos comprobado que el árbol con el que se hizo debía de tener mucha edad porque la imagen tiene muchos anillos», afirma Aguado, para quien uno de los momentos más emotivos del proceso fue ver al Nazareno en el cajón en su traslado: «Es en momentos como ese —escribe en el boletín de la hermandad—, cuando la imagen es retirada de sus ubicaciones naturales, donde su unción se dimensiona de una manera especial. Aun estando desprovisto de todo su ornato, parecía no necesitar nada para trasmitir tanto como lo hacía, metido en ese cajón con las manos atadas con los cordones morados, sin potencias y sin corona de espinas, tan solo con su camisón blanco».