Con una carta pastoral leída el quinto domingo de Cuaresma en todas las iglesias católicas, la Conferencia Episcopal de Malawi (ECM) ha lanzado un mensaje claro al presidente del país, Peter Muthalika: Malawi se debilita.
En su carta titulada La compasión de Dios como camino de esperanza: situación social, política y económica en Malawi, los obispos de las diócesis de Karonga, Lilongwe, Dedza, Mangochi, Zomba, Blantyre, Chikwawa y el administrador de la diócesis de Mzuzu han hecho un recorrido por la situación de deterioro social y económico en la que vive el país. Los periódicos nacionales trataron la noticia como un test al Gobierno y un acercamiento a la realidad de los malawianos.
No se ahorran los obispos comentarios ni palabras para poner por escrito el sufrimiento en el que vive una mayoría de la población, por motivos varios como la escasez de alimentos y de medicamentos, la baja calidad en la educación, o la falta de esperanza. Los malawianos ven cómo unos pocos se enriquecen mientras ellos siguen luchando contra su pobreza y miseria.
En la carta se palpa lo que ocurre en este país, y los firmantes son claros a la hora de hablar de corrupción. Piden que el Gobierno revise su política económica pero, sobre todo, que muestre un auténtico liderazgo para sacar al país de la situación en la que se encuentra. Muestran su preocupación por la falta de unidad de los malawianos, amenazada por los diferentes regionalismos y tribalismo. Instan al Gobierno y a todo el país a trabajar por reducir la pobreza y crear una sociedad más justa.
Ni presidente ni Gobierno han hecho comentarios sobre la carta pastoral. Dicen que cuando Peter Muthalika la leyó afirmó que todo era cierto, pero esto puede que esté en la mente de los malawianos más que en la realidad en sí misma.
Los mensajes de la Iglesia católica en Malawi son un punto de referencia sobre lo que ocurre en el país. En 1992 la carta pastoral Viviendo nuestra fe provocó la caída de del primer presidente de la República, Hasting Kamuzu Banda, quien convocó elecciones tras 30 años en el poder. En aquella carta, los obispos hablaron también de la situación del país en todas las áreas, pero abiertamente lo hicieron sobre la falta de libertad en la que vivían los malawianos y la ausencia de derechos humanos.
Estamos en tiempo de Resurrección, dejémonos llenar por ella. Al final de la Pasión siempre hay un lugar para volver a la vida, abramos la puerta a la esperanza.