Guardamos en la memoria Un país en la mochila, con Labordeta al frente, y años después tuvimos Un país para comérselo, con Imanol Arias, Juan Echanove y Ana Duato (había que aprovechar el tirón de Cuéntame) compartiendo el banquete que propicia la dieta mediterránea. Ahora hay que aguzar el oído y disfrutar de Un país para escucharlo, un programa –también de producción exquisita– que, de la mano del músico y productor argentino Ariel Rot, recorre España, como si de una road movie se tratara, y la abre en canal para que se escuche lo mucho y bueno que lleva dentro. Puede verse los lunes, a las 23 horas, en La 2 y a la carta en rtve.es/alacarta, hecho pedazos que facilitan el visionado, con fragmentos que nos permiten hacer una cata y escuchar solo a los cantantes que más nos gustan.
Por el formato, la cadena que lo emite y la hora, pudiera parecer que está pensado para un público joven y alternativo (si es que puede definirse todavía hoy alguien así), pero lo cierto es que, aunque los tenga muy en cuenta, la querencia generacional de Ariel Rot está muy presente y hay mucha diversidad bien entendida. Con tales mimbres, lo mismo puede degustarse una delicatesen de hiphop y al lado otra de Argentina o Arcángel por fandangos, grabados en directo, para hacernos una idea precisa del variado sabor sonoro que guarda, por ejemplo, la provincia de Huelva. O podemos recorrer la Comunidad de Madrid de la mano, entre otros, de Dover o de Dani Martín, o viajar por las Islas Canarias con Pedro Guerra.
Es un programa, como decía el viejo eslogan, usando un verso de Juan Ramón Jiménez, para una inmensa minoría, pero –gustos musicales aparte– es de los que permite reconciliarse con una televisión de calidad y con eso tan manoseado que llaman servicio público.