Fue hace año y medio atrás, en agosto del 2013, en una calurosa tarde de agosto. Entré a visitar la Patrona de Ávila, la Virgen de Sonsoles en su casa. Iba yo con dos amigos al Monasterio de la Encarnación en la ciudad de la Santa y nos detuvimos en el Santuario. En la serena tranquilidad del edificio religioso se respiraba paz, mucha paz. Y en un banco del centro del templo estaba rezando un prelado con calma, serenidad y paz. La misma calma y serenidad que demostró gobernando las diócesis –nada fáciles– de Palencia y Bilbao, y con la paz que transmite siendo arzobispo de Valladolid y en la Presidencia de la Conferencia Episcopal Española.
El prelado era el mismo al que en Santiago de Compostela había yo encontrado rezando ante el Señor Santiago. Los obispos también rezan y es interesante cuando, sin buscarlo, te los encuentras en recogida oración. Te dan ejemplo y te estimulan a imitarlos.
Monseñor Ricardo Blázquez Pérez, que será pronto cardenal, está de parabienes. Con alegría rezamos por él y por su nuevo servicio al Pueblo de Dios.
¡Felicitaciones Eminencia!