Un obispo con 40 años de misión a sus espaldas

Después de curtirse durante 40 años como misionero en Argentina, el Papa nombró hace una semana al sacerdote español Justo Rodríguez Gallego obispo auxiliar de la diócesis de Zárate-Campana. «De ninguna manera me esperaba este nombramiento. Para mí ha sido una gran sorpresa», ha explicado Rodríguez en entrevista con Alfa y Omega.

Pero tras la sorpresa, el sacerdote nacido en Don Benito (Badajoz) en 1954, confiesa haber sentido también «temor», pues su designación «supone un cambio en mi vida». «La responsabilidad es totalmente distinta. Es una carga», reconoce, e inmediatamente utiliza un sinónimo: es «una llamada a amar más». Frente a este temor inicial, Rodríguez Gallego se ha visto sostenido por «la acogida fraternal de los hermanos obispos» y por «la alegría de la gente», que «me ayudó a vivir con serenidad este don del Señor que recibo en beneficio de la Iglesia. La alegría de los demás se vuelve fortaleza para mí».

Abundantes necesidades

El nuevo obispo auxiliar subraya que su primera tarea pastoral es la de «colaborar con el obispo titular en las diversas y abundantes necesidades que hay en la diócesis: en la evangelización, catequesis, caridad…». Justo Rodríguez las conoce bien, pues a lo largo de todos estos años en la misión ha ejercido numerosos cargos, entre los que él mismo destaca el de «director espiritual del seminario diocesano» y el de «párroco durante más de 20 años en una zona de misión muy amplia». «Han sido años de llevar la misión a barrios e ir formando diversas comunidades en una parroquia con más de 70.000 habitantes», agrega. Esas mismas necesidades, «tanto materiales como espirituales —reconoce— fueron siempre una motivación para vivir con entusiasmo mi sacerdocio».

Fundación Tupambaé

Fruto de ese entusiasmo, y con el objetivo de paliar esas necesidades de forma integral, el misionero inició la Fundación Tupambaé junto a «un matrimonio amigo».

La entidad trabaja en dos ámbitos. Por un lado, «en la evangelización integral de la persona humana, especialmente de los más vulnerables», explica Justo Rodríguez Gallego. «Visitamos con misioneros cada casa, se imparte catequesis para niños y adultos, se ayuda en la preparación al Bautismo, Confirmación o Matrimonio a quien lo necesita…», añade. El segundo ámbito es el caritativo y social, en el que el misionero habla de poner en práctica «las obras de misericordia». Lo hacen a través del Centro Comunitario Sagrada Familia, en el que funciona un comedor, se ofrece apoyo escolar, talleres para niños y madres (cerámica, deporte, cine, música, etc.).

«Los pobres siempre están con nosotros y son muchos, demasiados», concluye el próximo obispo auxiliar, pero «nosotros, como el buen samaritano, no podemos pasar de largo».