José María Calderón: «Los misioneros ya han vivido muchas pandemias» - Alfa y Omega

José María Calderón: «Los misioneros ya han vivido muchas pandemias»

El director nacional de OMP aborda la situación de los misioneros, su ánimo y estado de salud, y las dificultades para sacar adelante una campaña del Domund en mitad de una pandemia

Fran Otero
Calderón posa con el cartel del Domund, protagonizado por la hermana Juana, misionera en Angola. Foto: Fandiño

¿Cómo están nuestros misioneros de salud?
En términos generales están bien. No hay situaciones muy graves, aunque sí es cierto que ha muerto alguno. En África, la pandemia no ha golpeado muy fuerte, pero sí han sufrido el confinamiento y la pobreza. En Asia ha sido más agresiva a nivel médico y algunas comunidades lo han pasado muy mal. En América Latina han padecido esa otra pandemia que es la falta de medios, pues en algunas diócesis no había ni un solo respirador.

¿Y de ánimo?
Un misionero es una persona a prueba de bombas. Esta pandemia es dura, pero ellos ya han vivido muchas pandemias: el ébola, el hambre, la malaria… No tienen medios para ayudar, pero sí costumbre de vivir estas cosas. Es difícil que se desanimen, lo cual no quiere decir que no sufran por su pueblo. Sufren, padecen y protestan cuando no tienen medios. Pero lo viven mejor, porque tienen más experiencia del dolor.

¿Le ha marcado alguna experiencia estos meses?
La de una misionera en Albania. Este país no es un territorio de misión propiamente dicho, pero sí es ayudado por OMP. Ella está en un campo de refugiados, de esos que vemos a menudo por televisión. Me escribió un correo electrónico contándome que no tenían agua ni comida, que la gente se les estaba muriendo y que necesitaban ayuda urgente. No tienen sacerdote y, por tanto, nunca Eucaristía. Se le ha ayudado desde OMP y se le va a ayudar desde el Fondo de Nueva Evangelización de la Conferencia Episcopal.

La situación económica de España, las restricciones en las parroquias o la imposibilidad de organizar eventos amenazan la recaudación del Domund. ¿Preocupa?
España es el segundo país que más aporta a las misiones. ¿Qué será de las misiones si no aportamos lo que se espera? Lo más importante no es el dinero, sino la animación misionera y que se rece por los misioneros, pero si pierdo 100 euros en una jornada, son 100 euros menos que doy a un misionero. Si hay menos dinero, menos se va a poder repartir entre los 1.115 territorios de misión. Así, el obispo de Makeni, en Sierra Leona, tendrá menos recursos para pagar a sus sacerdotes o la luz de los templos, para comprar gasolina o para contratar médicos para su hospital.

El descenso del número de misioneros es una realidad. Usted mismo ha dicho que son mayores y el relevo no llega. ¿Hay un problema?
La edad media de los misioneros es muy alta, de 75 años. Veremos cómo estamos dentro de diez años. Esta es de las tareas más importantes que tiene la Iglesia en España hoy. Ojalá la Iglesia española pudiese aportar hombres y mujeres para dedicarse a la evangelización en territorios de misión. No solo sacerdotes, sino también religiosos y religiosas, y seglares, que no son los suplentes de los primeros.

¿Estamos ante una crisis?
El Papa dice que es una crisis de fe y yo lo creo firmemente. Cuando hablo de las vocaciones, hay gente, incluso obispos, que me dicen que aquí hacen falta misioneros. Me da una rabia terrible. Yo celebro Misa todos los domingos en una parroquia de Madrid y la iglesia está llena. ¿Cómo es que todos esos fieles no son misioneros? ¿Qué hemos hecho con los cristianos que se conforman con ir a Misa los domingos? Si los fieles de mi parroquia se considerasen misioneros, ya habría más en mi barrio que en todo Burundi. Es una crisis de fe. Las vocaciones surgen cuando hay vida cristiana plena.

Algo parecido sucede con la ayuda económica, ¿no?
Hay que dejar de mirarse a uno mismo. La situación económica en España es terrible, pero eso no significa que no podamos ver otras necesidades. Cuando pido para el Domund no pido un acto de caridad, sino que los fieles se sientan responsables de la Iglesia para que esta pueda ser madre para todos los hombres e instrumento de salvación.

¿Qué nos aportan los territorios de misión?
Hay que recordar que las misiones son de ida y vuelta, y que el Domund se celebra en todas las naciones. A España aportan sacerdotes y religiosas que desempeñan aquí una labor pastoral, también contemplativas que mantienen algunos conventos. Además, están consiguiendo rejuvenecer la Iglesia universal e imprimirle más fuerza y vitalidad. Y nos ofrecen una expresión de la fe y una liturgia marcada por la alegría.

La implicación del nuncio

El nuncio, Bernardito Auza, participó en la rueda de prensa del Domund, donde explicó el papel de las nunciaturas en todo el mundo y su implicación en las misiones. Además, señaló que el Vaticano está en contacto «constante» con los misioneros y recordó que el Domund es «un día para pensar en los demás». «La Iglesia existe porque es misionera», añadió.