Un Gobierno que apuesta antes por la ideología que por la vida - Alfa y Omega

Un Gobierno que apuesta antes por la ideología que por la vida

Es inmoral abandonar así a los enfermos y más aún bajo la premisa económica para un Ejecutivo que despilfarra en cargos

Alfa y Omega

El rechazo del Ejecutivo a la ley de atención integral a los enfermos de ELA ya es oficial. Se chivó el BOE del 1 de diciembre. El motivo que ofrece el Gobierno es que se considera muy cara, ya que está cifrada en unos 38 millones de euros. En España hay alrededor de 4.000 personas que sufren esta enfermedad, tienen una esperanza de vida de unos tres años de media y apenas el 6 % de las familias puede afrontar los gastos, especialmente cuantiosos, derivados de sus cuidados. 1.000 se están muriendo en estos instantes.

Es, como poco, llamativo que un Gobierno socialista, con lo que esa nomenclatura conlleva de supuesta tradicional preocupación por el ciudadano más desfavorecido, acabe de presentar otra formación, para los próximos cuatro años, con 22 ministerios y sus consabidos asesores, secretarios, presidentes, vicepresidentes, amigos y vecinos; que haya condonado una deuda de miles de millones a Cataluña o que dedique partidas económicas muy por encima del coste de la atención a estos enfermos a bonos culturales para los jóvenes, turismo sostenible o campañas contra la gordofobia. Que no es que no sean necesarias para el funcionamiento equilibrado de un país y para la convivencia social. Pero sin atención a los enfermos no habrá país que equilibrar.

Hay respuestas que ofrecen soluciones como las amplias asignaciones a investigación sanitaria, otra de las piezas claves del puzle de la ELA, eso es innegable. Cuantos más esfuerzos se dediquen a encontrar una cura en su origen, menos personas llegarán a tener que respirar con un tubo. Pero eso no es excluyente para que los que hoy llegaron a ese punto puedan acceder a unos recursos básicos para vivir con dignidad. Es inmoral abandonar así a quienes más lo necesitan, y más aún bajo la premisa económica en un Gobierno que despilfarra en cargos e ideología. Volvamos a la política del bien común, la única política que existe. El resto son solo trucos de magia.