Un documental sobre el espionaje al obispo Fulton Sheen, nominado a los Óscar católicos
El largometraje revela los informes del FBI sobre el obispo entre 1943 y 1967. «Llegaron a saber detalles muy íntimos», cuenta Antonio Olivié, su director
Follow that Bishop! (¡Sigan a ese obispo!), el documental de la agencia televisiva Rome Reports sobre cómo el FBI puso en vigilancia al mediático Fulton Sheen, acaba de ser nominado a la categoría de Mejor Documental del Festival Mirabile Dictu 2024. A la última edición de la gala, considerada por muchos como los Óscar del cine católico, se han presentado 3.000 películas. El filme, que está ya disponible, revela cómo documentos ahora desclasificados demuestran que la inteligencia estadounidense espió al prelado entre 1943 y 1967.
En conversación con Alfa y Omega Antonio Olivié, director general de Rome Reports y codirector del largometraje, se muestra «orgulloso» de la nominación en «este certamen que quiere premiar la calidad» y busca «producciones de alto nivel para dar a conocer la verdad de la fe y a personajes católicos». «Para nosotros es un reconocimiento al trabajo de equipo bien hecho. Esto no lo hace solo un director: cualquier producción audiovisual tiene detrás un equipo de cámaras, guionistas, producción y edición», matiza.
«Detalles muy íntimos»
Seán-Patrick Lovett, jefe de la redacción inglesa de Rome Reports y codirector del filme junto a Olivié, explica cómo los servicios de inteligencia estadounidenses, tal y como narra el documental, pusieron en su radar a Fulton Sheen a raíz de su programa nocturno de radio, La hora católica en NBC, que dirigió en 1930 y 1950. Posteriormente, protagonizó Life Is Worth Living (La vida merece la pena) en televisión entre 1952 y 1957. Entre 1961 y 1968 presentó también The Fulton Sheen Show, un programa prácticamente idéntico.
En todos sus espacios el prelado era muy crítico con el comunismo, que durante la Segunda Guerra Mundial era aliado de Estados Unidos. Al principio, esa actitud fue mirada con suspicacia desde Washington. «En el contexto político de esa época se escribieron informes sobre él porque se podía interpretar que estaba criticando a América», explica Lovett. En consecuencia, «sabemos que dos agentes le seguían, describían sus movimientos, sus rutinas diarias o dónde iba en su coche, tomaban nota de lo que decía y redactaron una lista de la gente con la que se veía. Eran las típicas técnicas de contrainteligencia», enumera Lovett.
Oliviè matiza que «aunque no da la impresión de que estuvieran tras él todo el día, llegaron a saber detalles muy íntimos». Por ejemplo, si bien en ese momento «las llamadas de teléfono eran pocas», los espías llegaron a tener apuntado «el helado que más le gustaba». O que una vez se libró de una multa de velocidad «gracias a su simpatía y que era un personaje conocido». También existían listados con «qué opinión tenía sobre temas concretos».
La Iglesia, sospechosa
Otro de los motivos que llevaron a que el Gobierno estadounidense vigilara a Fulton Sheen fue su condición de obispo. «La Iglesia católica a menudo era vista como sospechosa por su conexión en Roma», explica Lovett. «Sucedía como ahora en China, donde se piensa que lo que diga la Iglesia es en realidad la respuesta de una persona desde el extranjero. A veces es difícil explicar que el Papa tiene, efectivamente, una influencia política o soft power, pero es principalmente un líder espiritual».
Este recelo estaba alimentado por los propios estereotipos en el país. «A principios del siglo XX, los católicos en Estados Unidos eran vistos como alguien un poco extranjero». «Para ser americano al 100 % tenías que ser blanco y protestante. Se los veía como los recién llegados, una segunda clase», apunta Olivié. Precisamente esa imagen «fue la que logró cambiar Fulton Sheen» con su enorme éxito mediático.
Con el fin de la Segunda Guerra Mundial, el inicio de la Guerra Fría y el paso de la Unión Soviética de aliado a enemigo, «el comunismo pasó a ser el enemigo número uno». Estados Unidos «poco a poco se dio cuenta de que Fulton Sheen no era una persona peligrosa sino que ayudaba a la sociedad». Antonio Olivié explica que, a partir de entonces «los documentos del FBI revelan que ese seguimiento fue cada vez menor».
Este giro de los acontecimientos provocó, como narra Seàn-Patrick Lovett, que el fundador del FBI, J. Edgar Hoover, «acabara convirtiéndose en su amigo e invitándolo para que visitara a los reclutas y les diera un discurso». «Al final del documental vemos cómo le da las gracias. Es en cierto modo una historia de conversión; no solo de la gente, sino también del FBI».
Compitiendo con Frank Sinatra
Antonio Olivié califica como «brillante» Life Is Worth Living, el programa televisivo con el que Fulton Sheen entró en las casas estadounidenses. «Consiguió conectar con toda la sociedad a través de un mensaje cristiano, no necesariamente católico, que conciliaba a todos», opina. «Hacía apología de la fe y en la televisión era muy entretenido y teatral. Si ves a los youtubers de ahora era como su precedente». Siempre, al comenzar su espacio, «saludaba a la gente con bromas y tenía todos los ingredientes para engancharlos».
Con una fama ya consolidada como estrella de radio y una televisión incipiente muy parecida en ese momento a las ondas, el obispo cosechó grandes audiencias rápidamente. «Llegó a competir con el programa de Frank Sinatra, que ponían a la misma hora».
Finalmente, Seàn-Patrick Lovett considera que «lo que hizo popular a Fulton Sheen fue que se dirigía a la gente común en su vida diaria y les hablaba de corazón a corazón». Algo que se destilaba claramente de su programa más popular, Life Is Worth Living, que se traduce como La vida merece la pena. «En un mundo de posguerra que vivía la pobreza, llevaba el mensaje universal de la Iglesia católica, que es la esperanza».
No será hasta el 15 de febrero cuando se conozca el ganador en la categoría de Mejor Documental del Festival Mirabile Dictu 2024, que presumiblemente tendrá lugar en el Palazzo Cardinal Cesi, en la propia via della Conciliazione. Follow that Bishop! compite con otros dos documentales.