Un congreso para la acción - Alfa y Omega

«Una pandemia recorre el mundo, la pandemia de la corrección política». Así comienza el manifiesto del 23 Congreso Católicos y Vida Pública, celebrado el pasado fin de semana en Madrid. No se desea trivializar el enorme sufrimiento generado por el coronavirus, pero sí hacer ver que entre nosotros crece otro virus que no tolera la expresión de las ideas, arruina las libertades e intenta desecar el espíritu. Sus víctimas son ya también incontables.

Estamos ante un movimiento ideológico que abarca todos los aspectos de la vida de las sociedades occidentales. No se propone, no lo necesita, un totalitarismo al estilo de las brutales dictaduras del siglo XX, sino la creación de un ambiente general de asfixia que impida la resistencia a sus políticas insensatas y a su control social.

En términos civiles, está minando las raíces de la democracia, la tolerancia, la solidaridad, la igualdad ante la ley y las libertades recogidas en las cartas de derechos humanos. En definitiva, amenaza con arruinar los valores y creencias que vivificaron e impulsaron a nuestra civilización. En lo que respecta a la religión, se trata de un proceso que busca no solamente expulsar al cristianismo o sus valores morales del ámbito público, como en el viejo laicismo, sino también en el fuero íntimo de las conciencias, las familias, la enseñanza, el ocio, el lenguaje, los gestos…

El 23 Congreso Católicos y Vida Pública se ha propuesto concienciar de un problema que sabe disfrazarse de buenismo, justicia social, igualdad y superación de trabas históricas. A esa tarea ha contribuido un brillante plantel de ponencias tales como las de José Horacio Gómez, arzobispo de Los Ángeles; el filósofo y político polaco Ryszard Legutko; el historiador y pensador francés Rémi Brague; María San Gil; Albert Boadella, o Bieito Rubio. Y junto a ellos, el trabajo colectivo desarrollado en nueve grandes talleres de pensamiento y acción que abarcan los principales ámbitos de la vida social en que se hace presente el fenómeno de la corrección política. De ellos han salido las 25 medidas y puntos de reflexión que el congreso propone a todos los ciudadanos, creyentes o no, y que su manifiesto explicita.

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