Un bebé de un año eleva a doce los fallecidos entre Bielorrusia y Polonia
El Gobierno de Lukashenko empieza a trasladar a los migrantes a campamentos y a repatriarlos, pero pide a la UE un corredor humanitario para 2.000
El conflicto migratorio en la frontera entre Bielorrusia y Polonia podría estar empezando a amainar. Pero una hipotética solución llegaría demasiado tarde para el bebé de un año encontrado muerto en el bosque, junto a sus padres heridos. Esta familia llevaba un mes y medio malviviendo entre temperaturas gélidas y con falta de alimentos y comida. Fueron voluntarios de la ONG Equipo Médico de Emergencias de Polonia quienes los encontraron en la madrugada del jueves.
Cuando llegaron al lugar después de recibir un aviso, cuentan en Twitter, «había tres personas heridas». Un hombre que estaba con ellos tenía dolor abdominal severo y estaba hambriento y deshidratado. El padre del pequeño «tenía una herida por laceración en el brazo, y la mujer una herida de arma blanca en la pierna». Su hijo había muerto, por causas aún sin especificar.
Maciej Szczesnowicz, presidente de la Junta de la Comunidad Religiosa Musulmana de Bohoniki, una ciudad de origen tártaro donde desde hace siglos existe la única comunidad musulmana de Polonia, afirmó que con la muerte de este niño ya son doce los fallecidos en circunstancias similares en la frontera. Entre ellos está un joven también sirio encontrado hace seis días y un varón africano al que se dio sepultura este jueves en esta localidad.
La situación humanitaria se deteriora
La noticia coincide con la denuncia del médico polaco Wojtek Wilk, que en declaraciones a EFE cuenta que la situación humanitaria «se está deteriorando rápidamente» y los equipos médicos tienen dificultades para atenderla. «No tienen el apoyo logístico o la formación para mantener una misión durante un tiempo prolongado» subraya Wilk, que desde el pasado martes dirige el Centro Polaco de Ayuda Internacional.
Por ejemplo, les cuesta conseguir ambulancias porque los servicios médicos están desbordados por la COVID-19. Por ello, muchas veces deben caminar durante media hora por los densos bosques «y llevar en brazos a los que encontramos, pues están muy débiles».
Son frecuentes los casos de hipotermia o diabetes, agudizados por la debilidad acumulada durante la estancia en los precarios campamentos que se levantan a lo largo de la frontera. «Hay que actuar inmediatamente antes de que la situación se deteriore, no solo por las bajas temperaturas sino también por las lluvias y la humedad, que impiden incluso encender hogueras».
Cáritas reparte ayuda
Cáritas Bielorrusia empezó a repartir el jueves lo recogido en la colecta especial del pasado domingo. Tal como ha explicado su director, Andrey Aniskevich, a la agencia católica italiana SIR, su principal problema es la falta de comida. «La gente está bloqueda y los alimentos escasean». Por ello, relataba que los seminaristas de Grodno están «elaborando paquetes con alimentos para llevar a las familias». «La respuesta de la gente ha sido muy generosa».
Este viernes se han producido, según la Guardia de Fronteras de Polonia, 255 nuevos intentos de cruzar la frontera, y la expulsión de 45 personas. El jueves fueron más de 501 y 31, respectivamente. Sin embargo, al mismo tiempo Bielorrusia ha empezado a retirar a cientos de migrante de la zona fronteriza y a trasladarlos a centros provisionales.
Además, este jueves partió desde Minsk el primer vuelo para repatriar a migrantes a Irak. Según el presidente bielorruso, Alexánder Lukashenko, unos 7.000 migrantes están actualmente en su país. De ellos, espera repatriar a 5.000. Para los otros 2.000, ha pedido a la UE que se establezca un corredor humanitario.
La CLC-CVX (Comunidad de Vida Cristiana) en Europa, a través de la Red Europea de Migraciones, ha difundido un comunicado en el que condena «todas las formas de violencia que se están produciendo en las fronteras orientales de la Unión Europea contra hombres, mujeres y niños indefensos». «Somos tristemente testigos de una nueva tragedia humanitaria a las puertas de la UE», afirma la organización.
CLC-CVX insta a Bielorrusia a que «cese la instrumentalización de migrantes con fines políticos y todas las formas de violencia contra ellos».
Por otro lado, pide a Polonia y toda la UE que restaure el derecho internacional y los derechos humanos fundamentales en la frontera oriental de la UE, «poniendo a fin a prácticas como las devoluciones en caliente y garantizando vías seguras y legales para solicitar protección internacional». También reclama que se permita «el acceso inmediato de organizaciones humanitarias locales e internacionales a lazona fronteriza restringida, para brindar asistencia médica y legal», así como «la presencia de observadores internacionales y medios de comunicación independientes en la zona fronteriza restringida».