Ucrania ya teme el «invierno más difícil de nuestra historia»
El arzobispo mayor de la Iglesia grecocatólica ucraniana ha afirmado en una intervención ante la Asamblea General de la ROACO que el 20 % de la ayuda externa que recibe el país la distribuye Cáritas
El arzobispo mayor de la Iglesia grecocatólica ucraniana, Sviatoslav, Shevchuk, ha lamentado este miércoles que la guerra en el país es una «guerra total, de tierra quemada». En una videoconferencia con la Asamblea General de la Reunión de las Obras de Ayuda a las Iglesias Orientales (ROACO por sus siglas en italiano), Shevchuk ha añadido que esto «tiene efectos devastadores sobre la población civil y sobre las infraestructuras vitales de nuestras ciudades y pueblos».
«En estos 119 días de guerra, Ucrania ha perdido la mitad de su potencial económico», ha detallado el principal líder católico del país. Pero esto es solo «el principio de la profunda crisis humanitaria, que amenaza con degenerar rápidamente en una catástrofe humanitaria». El invierno próximo será «el más difícil de la historia de nuestro país», ha pronosticado. A los «misiles y bombas rusas» se sumarán «el frío y el hambre», por las dificultades que se prevén para tener acceso al combustible y los víveres.
«Los organismos internacionales de ayuda humanitaria que tienen experiencia de operaciones de socorro y salvamento en Afganistán, Siria, Irak o Libia confiesan que están trastornados y tal vez también desanimados por las dimensiones y la gravedad de la situación humanitaria» en suelo italiano. «Esta guerra supera ampliamente todo lo que han visto antes», asegura.
Sacerdotes en zonas ocupadas
En su intervención ante la ROACO, Shevchuk ha explicado que para responder a la emergencia se ha reorganizado tanto Cáritas Ucrania como el Centro de Emergencia de la Curia del arzobispado mayor. Con lo recibido tras su llamamiento a Caritas Internationalis, la entidad en Ucrania ha sido capaz de distribuir el 20 % de la ayuda humanitaria que ha llegado al país desde el extranjero.
Por su parte, el Centro de Emergencia está coordinando la respuesta tanto desde suelo ucraniano como desde la diáspora, para crear un sistema logístico de recogida, transporte y distribución a las zonas más afectadas. «Es parte de la cultura ucraniana que las personas se acerquen más a las parroquias que a los servicios sociales», ha asegurado Shevchuk.
El arzobispo mayor ha afirmado con orgullo que todos los sacerdotes grecocatólicos han permanecido en sus puestos. Incluso en las zonas ocupadas o de combate, donde «está en vigor un régimen marcial muy rígido», con días enteros de toque de queda y licencia para disparar a quien estuviera fuera de su casa. «Gracias a su presencia, hemos conseguido organizar, incluso en esas zonas, centros de acogida. Y en la mayor parte de casos hemos encontrado la manera de hacer llegar ayuda humanitaria y crear corredores para evacuar a la población».
Agradecimiento
El líder grecocatólico ha agradecido a los miembros de ROACO su «especial atención por Ucrania, la solidaridad y la colaboración tangible que habéis podido expresar». En particular, ha dado las gracias al cardenal Sandri, prefecto del Dicasterio para las Iglesias Orientales, «por su cercanía y su esfuerzo diario por la paz». También ha valorado «la acogida de millones de refugiados» tanto en los países limítrofes con Ucrania como en el resto de Europal
Shevchuk ha descrito la situación de los seis millones de refugiados y los ocho de desplazados internos. Se trata de un fenómeno «muy complejo y en continua evolución». Las personas en movimiento «pertenecen a distintos niveles culturales y sociales», y su «identidad religiosa es un tema todavía por descubrir».
«Muchos de ellos», cuenta, «buscan inmediatamente integrarse en la sociedad y encontrar trabajo para poder mantenerse y no depender totalmente de la ayuda humanitaria». Otros muchos «deben ser asistidos para aclimatarse en las nuevas circunstancias». Teme que «si la guerra todavía dura, tendremos otras oleadas de refugiados y a muchas personas sin medios de subsistencia».
El Papa Francisco ha asegurado este jueves que en Ucrania se ha repetido «el drama de Caín y Abel» y se ha desatado «una violencia destructora de vidas, una violencia diabólica». Ante este hecho, «los creyentes estamos llamados a reaccionar con la fuerza de la oración, con la ayuda concreta de la caridad, con todos los medios cristianos para que las armas den paso a las negociaciones», informa Efe.
El Santo Padre pronunció estas palabras en su discurso a los representantes de las Obras para la Ayuda de la Iglesias Orientales (ROACO), a los que ha recibido en el Vaticano. Los ha animado a seguir ayudando en Siria, o ante el conflicto del Tigray que afecta a Etiopía y a la vecina Eritrea, además de en Ucrania.
El Pontífice deseó que «se cumpla pronto la profecía de paz de Isaías: que un pueblo no vuelva a levantar la mano contra otro pueblo». Pero destacó que, por el momento, «van en dirección contraria: la comida disminuye y el estruendo de las armas aumenta». Por ello animó a «no dejar de rezar, de ayunar, de ayudar, de trabajar para que los caminos de la paz encuentren un lugar en la selva de los conflictos».