Tras siete transferencias de embriones fracasadas, la naprotecnología trajo a Juanito

Tras siete transferencias de embriones fracasadas, la naprotecnología trajo a Juanito

Fertilitas presenta en Madrid a su segunda promoción de ginecólogos especializados en medicina restaurativa de la fertilidad. Ya son diez en cinco ciudades

María Martínez López
Fertilitas naprotecnología
Foto de familia tras la presentación. Foto: María Martínez López

Cuando a María y Juan les hablaron por primera vez de la naprotecnología, se mostraron «muy reacios». No es para menos. Dos ciclos y siete transferencias de embriones fracasadas les habían dejado «hundidos. No podíamos más». La salud de María se había resentido: estaba «muy hinchada», y había sufrido una hiperestimulación ovárica.

Cuando un tiempo después de casarse no se había quedado embarazada, fue a su ginecólogo. Le dijo que «todo está ok». Pero como los resultados del seminograma de él no eran tan buenos, les derivaron a reproducción asistida. Hicieron el esfuerzo económico de acudir a una clínica. También moral, porque la idea no les entusiasmaba. Pero estaban convencidos de que podrían lograr su sueño, y pusieron siempre «unos límites muy claros».

Ninguno de los embriones resultantes de un primer ciclo, implantados uno a uno, salió adelante. Ahí empezaron a «darse cuenta de la realidad: tienes que pasar por todos los pinchazos, las estimulaciones, y el desgaste físico y emocional de ir de decepción en decepción», y a pesar de los mensajes publicitarios «no te aseguras un bebé».

«Respuestas desde el principio»

Antes de un segundo ciclo, les detectaron y trataron una incompatibilidad genética entre ellos. «Sacando fuerzas de donde no las había», hicieron otro ciclo. También sin éxito. En ese momento, durante el duelo de asumir que tal vez no podrían ser padres, fue cuando les explicaron que la naprotecnología era un conjunto de conocimientos y técnicas aplicados a diagnosticar los problemas de fertilidad y tratarlos, con el objetivo de lograr un embarazo de forma natural.

Después de investigar por su cuenta, acudieron a Fertilitas, entidad creada en España en 2018. «Desde el primer momento encontramos paz, algo que no nos pasó con la reproducción asistida», relata María. ¿Por qué? Porque «desde el principio había respuestas». Las mismas que no habían logrado en todas las consultas anteriores.

«Yo pensaba que como tenía mis ciclos y mis reglas todo iba bien». Pero en cuanto empezaron a estudiar su caso «descubrieron hipotiroidismo, una trompa de Falopio obstruida», flujo vaginal inadecuado y un desajuste hormonal que hacía que «el óvulo se quedara atrapado en el folículo». «Como el objetivo de la reproducción asistida es hacer un bebé y no curar a la paciente, no realizaron pruebas» para ese tipo de problemas, «porque no afectan a su proceso». Cuando se trataron esos problemas, al segundo mes se quedaron embarazados de Juan, que ahora tiene ya 5 meses. «Fuimos afortunados».

Diez médicos en cinco ciudades

Esta semana, Fertilitas presentó en Madrid a su segunda promoción de seis ginecólogos cirujanos especialistas en naprotecnología, formados entre España y Estados Unidos gracias a las becas que ofrece la Fundación 100×1, con la que está vinculada, y a la colaboración de la Universidad Francisco de Vitoria. Sumados a los cuatro primeros, ya son diez especialistas que ofrecen estos servicios en Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga y Pamplona.

Esto les permite además ser el segundo país de Europa, después de Polonia, que ofrece el 100 % de los tratamientos de naprotecnología, incluidas intervenciones quirúrgicas «pioneras para el tratamiento de la endometriosis y del ovario poliquístico» entre otras dolencias, subrayó su director, Álvaro Ortega.

Jaime Siegrist, uno de los primeros ginecólogos de Fertilitas, explicó que una de las claves de la medicina restaurativa de la fertilidad es un estudio funcional «muy exhaustivo»: la evolución hormonal de la mujer todo el ciclo, la fabricación y calidad del esperma, pruebas de imagen y quirúrgicas para descartar una endometriosis que haya pasado desapercibida u otros defectos anatómicos, además de pruebas de otras especialidades no ginecológicas, pues existen enfermedades subyacentes que dificultan un embarazo.

246 embarazos

«Lo que nosotros buscamos no es fácil que lo haga un ginecólogo con formación general», pues tiene un grado de precisión que a veces desconocen, justificó Siegrist. Gracias a ello, según el estudio más completo, realizado en Stanford, se logra un diagnóstico en más del 99 % de casos.

En los tres años de Fertilitas en España, se han logrado 246 embarazos, de los cuales el 40 % han ocurrido en mujeres de entre 35 y 40 años. Si según los datos de países como Irlanda, tras 24 meses de tratamiento se llega al nacimiento de un bebé a término en el 52 % de los casos, entre los 394 matrimonios que han completado un año de tratamiento en España los datos preliminares rondan ya el 30 %.

Una de las prioridades de la entidad en esta nueva etapa de trabajo será hacer un estudio más completo de los datos que van recogiendo. En este sentido, el ginecólogo aplaudió que la Sociedad Española de Ginecología y Obstetricia esté empezando a mostrar interés por la naprotecnología, como lo demuestra una encuesta difundida hace unos meses entre sus miembros.

¿Y en la sanidad pública?

Durante la presentación de Fertilitas en el Colegio de Médicos de Madrid su presidente, Manuel Martínez-Sellés, mostró su deseo de que al menos una primera formación básica sobre naprotecnología se pudiera difundir desde el propio colegio. «Tenemos el deber de informar a la sociedad y a los profesionales», para que al menos lo conozcan y puedan orientar a sus pacientes. «Hay publicaciones en revistas científicas sobre cómo también se puede hacer algo en atención primaria», al menos de cara a ayudar a detectar los problemas.

«La naprotecnología tiene cada vez más evidencia científica» sobre su capacidad para «abordar con gran probabilidad de éxito» problemas de infertilidad. De una manera, además, en la que «no hay manipulación de embriones» y en la que el abordaje está «centrado en la persona», y no en cumplir el objetivo de conseguir un bebé.

Por ello, reconocía que incluso «sería partidario» de que este tratamiento «se pudiera realizar desde la sanidad pública». Sobre todo teniendo en cuenta que «la fertilización in vitro es muy costosa y el período de espera es muy elevado». Con uno de cada diez niños que nacen concebido por reproducción asistida, «¿no se hubiese encontrado» en muchos de estos casos «una causa tratable con un estudio adecuado?».