Transmitir la verdad - Alfa y Omega

Transmitir la verdad

Martes de la 3ª semana de Pascua / Marcos 16, 15-20

Carlos Pérez Laporta
Foto: DALL·E.

Evangelio: Marcos 16, 15-20

En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo:

«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.

El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.

A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.

Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.

Comentario

Marcos, como nosotros, no estaba presente en esa aparición. Quizá ni siquiera estuvo presente en ninguna de las apariciones. Él no formaba parte del grupo de los doce apóstoles. No era del grupo íntimo. Quién sabe si ni siquiera llegó a saber nada de Jesús antes de la Pascua… A Marcos sobre todo le han hablado de Jesús. Ha escuchado con atención a esos hombres que sí le vieron, que comieron con Jesús después de su resurrección. Y eso le ha bastado, ha sido suficiente. Escribe su Evangelio sin titubeos; está convencido de que esa historia, esas palabras y esa vida tienen como horizonte el «mundo entero».

Está cierto de que la verdad que quiere transmitirnos con sus letras puede llevarse «por todas partes», porque es la verdad de «toda la creación». Jesús, quien es y lo que ha hecho por nosotros, es la verdad de todo el cosmos, en su totalidad y en cada uno de sus rincones. No hay nada que no se explique e ilumine en Jesucristo. Todo, incluso lo más podrido del mundo, puede salvarse en Él. En el momento en que Marcos lo escribe no hay razones externas que lo indiquen, pero en su interior arde un fuego inextinguible: nada podrá dañar esa certeza, por la que ha apostado toda su vida.