Jesús atraviesa espacio y tiempo - Alfa y Omega

Jesús atraviesa espacio y tiempo

Sábado de la 2ª semana de Pascua / Juan 6, 16-21

Carlos Pérez Laporta

Evangelio: Juan 6, 16-21

Al oscurecer, los discípulos de Jesús bajaron al mar, embarcaron y empezaron la travesía hacia Cafarnaún. Era ya noche cerrada, y todavía Jesús no los había alcanzado; soplaba un viento fuerte, y el lago se iba encrespando.

Habían remado unos veinticinco o treinta estadios, cuando vieron a Jesús que se acercaba a la barca, caminando sobre el mar, y se asustaron. Pero él les dijo:

«Soy yo, no temáis».

Querían recogerlo a bordo, pero la barca tocó tierra en seguida, en el sitio a donde iban.

Comentario

En realidad, como ha dicho García-Máiquez, los pasos de Jesús por el agua no deben sorprendernos más que sus andares por la tierra. La maravilla es que el Hijo de Dios tenga dos pies, y necesite servirse de ellos para llegar de un lugar a otro. A Dios lo que le corresponde es la omnipresencia, y no el tropezoso caminar de la pezuña humana. Pero Dios quiso someterse en libertad a las leyes del tiempo y del espacio. Y dicha libertad permaneció incólume. Por eso, nadie podrá reprocharle semejante poder. El susto de los apóstoles proviene de haber cometido el error de ver en ello un poder terrible. Es, más bien, un poder juguetón: para acudir a tiempo a la problemática situación del mar que acosaba a sus discípulos, Jesús pensó en acortar por encima del agua, y pensó que el Padre sonreiría con la idea. Después de todo, nada podría sorprender a Dios el hecho de que su hijo, que es la Sabiduría que conoce todos los seres, jugase a caminar cual basilisco sobre el agua: «Era yo todos los días su delicia, jugando en su presencia en todo tiempo, jugando por el orbe de su tierra; y mis delicias están con los hijos de los hombres» (Pr 8, 30-1).

Con todo, la liturgia nos demuestra que dicho juego no era pura arbitrariedad, como ningún juego lo es. Si es arte por el arte como dice García-Máiquez, lo era solo en la medida en que el modo de hacer arte pueda significar la gratuidad de la Resurrección. O al menos eso quiere decirnos la liturgia al proclamar este Evangelio hoy: Jesús ya se anticipó a la Resurrección al caminar por las aguas, porque ahora su cuerpo humano atraviesa el espacio y el tiempo con perfecta gracilidad, y se allega en su plena humanidad a nosotros en todas nuestras situaciones de peligro.