Timothy Schmalz: «Refugio recogerá dinero para personas sin hogar con un QR»
La nueva obra del canadiense, situada en la plaza de San Pedro y bendecida por el Papa Francisco, financiará la construcción de casas para sacar de la calle a 10.000 personas sin techo
Qué quiere que la gente sienta cuando vea la escultura Sheltering (Refugio)?
Lo más importante es hacer visibles a los pobres, que con frecuencia nuestra sociedad invisibiliza y margina. De hecho, creo que ese es el principal problema de los indigentes que vagan por las calles sin un hogar al que volver. Nadie los ve y, si los ve, la mayoría pasa de largo. Por eso, esta obra pretende ser un llamamiento a la acción. He querido hacer una escultura para recordarnos a todos el deber espiritual que tenemos con los pobres.
¿Cómo le vino la idea de representar ese deber espiritual?
Estaba trabajando en otra escultura sobre el tráfico de seres humanos, que he titulado Let the oppressed go free (Dejad libres a los oprimidos). Mientras trabajaba en esta escultura me inspiraba en la Biblia, en concreto, en un pasaje del profeta del Antiguo Testamento, Isaías. Estaba absorbido por ese texto. Pensaba en él a todas horas, y sobre lo que dice de «albergar al pobre sin abrigo», «vestir al desnudo» y «no volver el rostro al hermano». Me impactó mucho y, en seguida, pensé que tenía que hacer una escultura específicamente sobre ese texto. En cierto modo, Sheltering es también una manera de dar una forma escultórica a la Biblia y de mostrarle lo que tiene que decir al mundo.
Y entonces pensó en esculpir un vagabundo y una paloma.
Sí. Todos vemos pájaros a menudo. Pero pensé que tenía que representar el símbolo de la paloma del Espíritu Santo, como si fuera la fuerza que cubre y cobija al pobre con una manta. Así, cualquiera que pase por delante verá el símbolo del Espíritu Santo en acción; de ahí sale, yo creo, el poder de la escultura para sacudir conciencias y recordar que es nuestro deber espiritual cuidar y asistir a los pobres. Todos podemos ser esa paloma.
De hecho, la escultura, además de ser una obra de arte, también tiene una parte práctica para que todo el que quiera pueda hacer una donación.
De hecho, es algo así como una estatua mendicante. La gente ya no lleva dinero en efectivo en los bolsillos. Esto dificulta enormemente la vida de las personas que están en la calle pidiendo limosna a los transeúntes. Por eso, esta escultura y las copias que estarán por el mundo recogerán dinero para las personas sin hogar con un código QR que la gente podrá escanear. El código no solo ofrece información sobre la obra, sino también la posibilidad de donar un dólar o dos al proyecto de la Familia Vicenciana para construir casas. Se trata de la Campaña de las 13 casas, un homenaje a san Vicente y su preocupación por construir casas para los niños abandonados de París. Todo lo recaudado se utilizará en ese proyecto, que pretende sacar de las calles a 10.000 indigentes en 160 países.
Entonces, ¿va a ser instalada en varias ciudades?
Nuestra esperanza es que esta escultura sea instalada en los centros urbanos de las grandes ciudades, que es donde mayoritariamente se concentran las personas sin hogar que piden limosna. Tenemos varias ideas en mente. Queremos que haya copias repartidas desde Londres hasta Tbilisi (Georgia). Será un recordatorio constante y perpetuo de que tenemos dos manos para ayudar a los demás. Es maravilloso que la escultura trabaje las 24 horas del día recogiendo dinero para las personas sin hogar. Espero que al final la gente acaba cogiendo simpatía hacia la paloma y hacia la persona sin hogar.
El Papa la bendijo después de la audiencia general el pasado 9 de noviembre. ¿Qué puede decirnos de ese momento?
Ha sido muy generoso. Para mí es realmente impresionante ver cómo esta escultura —que, durante casi un año, ha estado encerrada en mi estudio, en la oscuridad de mi cochambroso lugar de trabajo— ahora ve la luz en la plaza de San Pedro y ha conseguido llamar la atención del Papa, que vino a bendecirla. También lo hizo con Angels unawares (Ángeles sin saberlo), con la que quise llamar la atención sobre las dificultades de los refugiados y que ahora está, también, en la plaza de San Pedro. Esta escultura ha sido creada para inspirar a la gente y hacer que ayuden a los demás. Y este instrumento para construir la paz en el mundo ahora cuenta con la bendición de Francisco.
El Papa invitó a almorzar el pasado domingo en el Vaticano a cerca de 1.300 personas sin hogar. Fue una comida muy familiar y divertida. Con motivo de la Jornada Mundial de los Pobres, también hizo repartir alimentos para 5.000 familias romanas con dificultades, a las que pagó las facturas de gas y electricidad. Por otro lado, tras el parón por la pandemia, vuelven a estar operativos el ambulatorio y el dispensario médico de la plaza de San Pedro, para garantizar a los pobres que malviven por las calles adyacentes al Vaticano y que en su mayoría no tienen en regla la documentación sanitaria y, por tanto, están excluidos de la Seguridad Social italiana, el acceso a pruebas médicas, así como el suministro de la medicación que necesitan.