Santa Teresa de Jesús despierta pasiones posmodernas. Quizá se interpreta su mística como una forma de liberación femenina, o su enfrentamiento con la Inquisición como una primicia del empoderamiento de la mujer. Sea lo que fuere, la lectura posmoderna de la santa de Ávila es siempre incompleta y en ocasiones desenfocada. Eso es lo que le ocurrió a la película de Ray Loriga Teresa, el cuerpo de Cristo (2007), una personalísima aproximación a la santa que daba un sentido sexual a sus arrobos. La cinta, protagonizada por Paz Vega, caía en todos los desconocimientos de la historia que caracterizan a la posmodernidad. Cuatro años antes, el dramaturgo y cineasta Rafael Gordon partía del surrealismo para llevarnos a un escenario completamente posmoderno: un plató de televisión en el que santa Teresa (Isabel Ordaz) era entrevistada por una presentadora de moda (Assumpta Serna). Era el sugerente argumento de Teresa, Teresa (2003). Ahora le toca el turno a una de las directoras con más talento cinematográfico del panorama español actual, Paula Ortiz.
La cineasta adapta una obra teatral de Juan Mayorga, La lengua en pedazos (2014), que ficciona —a partir de textos originales de la santa— un diálogo entre Teresa (Blanca Portillo) y un inquisidor (Asier Etxeandia). Dos creadores no creyentes —directora y dramaturgo— que se han dejado seducir por el atractivo de una mujer a la que han tratado de entender. Paula Ortiz elige el camino estético como una vía transitable para entrar en la experiencia espiritual; emplea la fisicidad de la luz y los encuadres para llegar a lo metafísico, a lo místico. Pero la fisicidad más importante en el filme es la de Blanca Portillo, que pone rostro carnal y voz precisa al misterio de santa Teresa.
Teresa comienza con un sueño de la santa en el que el espectador intuye el nacimiento de su vocación contemplativa, de niña y de joven (Greta Fernández). Un sueño lleno de metáforas visuales que llevan a la protagonista de la naturaleza a la Luz que viene de lo alto. A partir de ese momento diversos flashbacks nos asoman al pasado de Teresa, a sus dudas y momentos oscuros. Estas escenas se van entrelazando con el interrogatorio que sufre por parte del inquisidor y oxigenan lo que sería un estricto diálogo teatral. En ese sentido, también ayuda que la directora emplace la conversación en distintas localizaciones.
La cinta tiene un halo existencialista que crece a medida que avanza el filme, en el que van apareciendo la noche oscura y la duda religiosa. Sin embargo, no se puede decir que oscuridad y duda tengan la última palabra. Más bien son la luz y la esperanza. Pero ciertamente abstractas, como corresponde a una directora y a un autor que no parten de la fe cristiana. Podríamos decir que en la película hay mucha verdad, pero incompleta. Estéticamente vuelve a ser un prodigio de Paula Ortiz. Ella tiene su estilo personal, muy arraigado, pero eso no impide reconocer planos que recuerdan al último Malick o al Dreyer de Juana de Arco.
Paula Ortiz
España
2023
Drama
+12 años