Tedeum: el Papa pide que se evite la tentación del «sálvese quien pueda» en la pandemia - Alfa y Omega

Tedeum: el Papa pide que se evite la tentación del «sálvese quien pueda» en la pandemia

Anima a vivir la Navidad con asombro, pero descartando «la emoción superficial» ligada a la fiesta y el «frenesí consumista»

Redacción
Te Deum
El Papa Francisco durante el rezo de la vísperas y ‘Te Deum’ este viernes en la basílica de San Pedro.

El Papa Francisco ha pedido al mundo este viernes, último día de 2021, que evite, «en esta época de pandemia, la tentación del sálvese quien pueda» y vuelva, de nuevo, al «sentido de la responsabilidad».

El Pontífice, que cumplió el pasado 17 de diciembre 85 años, no ha presidido las vísperas y el tedeum en acción de gracias por el año que termina, aunque sí estaba presente durante la celebración en la basílica de San Pedro y ha pronunciado una homilía.

De este modo, la ceremonia ha sido conducida por el decano del colegio cardenalicio, el cardenal Giovanni Battista Re, y el Pontífice la ha seguido sentado en una silla blanca, colocada delante de los cardenales presentes.

Fuentes del Vaticano han señalado a Europa Press que ha sido deseo del Papa que así fuese. En todo caso, no es la primera vez que el Santo Padre no preside esta celebración. El año pasado tampoco pudo celebrar la Misa de fin de año ni tampoco la primera celebración del 2021 debido a una ciática.

Durante la celebración de las primeras vísperas de la solemnidad de María Santísima Madre de Dios, ha sido de expuesto el Santísimo Sacramento. Además, se ha cantado el tradicional tedeum.

Contra el frenesí consumista

En su intervención, el Papa ha instado a que el sentimiento que predomine en Navidad sea el asombro, pero descartando «una emoción superficial, ligada a la exterioridad de la fiesta, o peor aún, a un frenesí consumista».

Además, ha lanzado una invitación a la ciudad de Roma: «Que destaque cada vez más por su cuidado en la acogida de los más frágiles y vulnerables. Roma es una ciudad maravillosa, que no deja de encantar; pero para quienes la habitan es también una ciudad agotadora, desgraciadamente no siempre digna para sus ciudadanos y huéspedes, una ciudad que a veces descarta».

Así, ha añadido que la esperanza es que todos, los que viven allí y los que se quedan por trabajo, peregrinación o turismo, puedan apreciarla cada vez más por su cuidado en la acogida de los más frágiles y vulnerables, la dignidad de la vida, la casa común.

«Que todo el mundo se sorprenda al descubrir en esta ciudad una belleza que yo diría que es consistente y que inspira gratitud», ha agregado.