Sabía dónde venía cuando asumió, en marzo de 2020, la responsabilidad de la Pastoral Penitenciaria en la Conferencia Episcopal Española. José Cobo ya tuvo un primer contacto con esta pastoral en su etapa de seminarista, luego como sacerdote y más tarde como obispo. La lleva grabada en su corazón. Estoy convencido que el paso por ella ha marcado su personalidad y sensibilidad para todo su desarrollo pastoral. Siempre cercano a los pobres, a los presos, a los migrantes. La pastoral social es, para José Cobo, Evangelio en directo y encarnación en vivo.
Su paso entre nosotros fue corto pero intenso, pues en noviembre de 2021 dejó la Pastoral Penitenciaria para asumir la Pastoral de Migraciones. Sigue cerca, pues está en la puerta de al lado. Muchos presos son inmigrantes. Durante su etapa aquí, siempre habló de «una Iglesia comprometida al pie de la cruz», que es la cárcel. Una Iglesia que descubre «al mismo Cristo entre los presos y sus familias». No tenemos duda de que Cobo, como arzobispo de Madrid, mirará a todas las personas a la cara, les sonreirá, las acariciará y las llevará consigo, porque eso es lo que ha hecho con capellanes, voluntarios y presos.
Siempre hay un sitio para estar, para vivir, cerca de él. Trae un mensaje de libertad. Felicidades. Desde las cárceles también rezaremos por su nuevo ministerio.