«Son más las personas que marcan la X que las que van a Misa»
La Línea 105 Xtantos pretende mostrar hasta dónde llega la acción espiritual y asistencial de la Iglesia en España. En la experiencia piloto, la CEE mostró su trabajo con los mayores o los más vulnerables
En apenas unas horas Evangelina Pinilla ha pasado de no marcar la casilla de la Iglesia en la declaración de la renta a comprometerse a hacerlo en la próxima campaña. ¿Qué ha pasado entre medias para que esta empresaria de 59 años haya experimentado un cambio tan repentino? Simplemente, ha conocido cómo detrás de la fachada de uno de los edificios de su ciudad Cáritas tiene un piso en el que atiende a personas sin hogar. «Soy de Valladolid, de esos barrios por donde hemos estado visitando la labor de la Iglesia, y desconocía que existiera esa casa», manifiesta. «Es una labor impresionante».
Pinilla fue una de los 15 vallisoletanos que entre el 18 y el 20 de febrero se subieron a la Línea 105 Xtantos, puesta en marcha por el Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia de la Conferencia Episcopal para mostrar la labor espiritual y asistencial de los católicos. La visita al centro de acogida fue la parada número tres. De los cinco proyectos que conoció el grupo, este fue el que más la conmovió, hasta el punto de que incluso se ha propuesto volver a título personal para ver «cómo puedo colaborar un poquito con ellos. La verdad es que me ha llegado», confiesa.
Allí la Iglesia ofrece los servicios más básicos —desde una ducha caliente o una lavadora en la que poder limpiar la ropa— a quienes viven con tan solo una maleta a cuestas. «Uno de los usuarios me dijo lo que llevaba en la suya: un radiodespertador, camisetas que había cogido de la basura, medicinas y una toalla para taparse por la noche», asegura Luis Ángel, que es otro de los ciudadanos que pudo subirse al autobús.
Este técnico de Anatomía Patológica de 47 años define la experiencia como «increíble». También se podría tildar de «decisiva» si tenemos en cuenta el porcentaje de participantes que al finalizar decidieron marcar la X en la casilla de la Iglesia, que es precisamente la 105. «Antes de subirse, tres decían que ya lo hacían. De los restantes, diez comentaron que el viaje sí había servido para convencerse de la importancia de apoyar esta labor a través de la renta. Los otros dos, uno tenía dudas y el otro comentó que de momento no iba a poner la X», indicó el director del Secretariado para el Sostenimiento de la Iglesia, José María Albalad, durante la presentación de la iniciativa.

A la luz de los resultados de la experiencia piloto en Valladolid, la CEE pondrá en marcha más de 60 rutas por toda España a las que se podrán sumar —hasta el 10 de abril— todo el que lo desee a través de la página web de Xtantos. Se trata de una concreción en las diócesis de la campaña que la Iglesia planteó a nivel nacional el año pasado: Un viaje Por Tantos. Por aquel entonces, 15 seleccionados viajaron cinco días por España para conocer de primera mano la actividad de la Iglesia en diferentes ámbitos. «Dentro de esta narrativa, hemos creado la Línea 105 Xtantos. Ahora que se habla tanto del comercio de proximidad, pues este es un modo de visibilizar esa presencia eclesial que alcanza todos los rincones de nuestra sociedad», aseguró Albalad. Destacó a las parroquias como «puntos de luz en medio de la oscuridad del mundo».
Durante la presentación de la línea, el obispo responsable del secretariado, Vicente Rebollo, quiso dar las gracias a los «más de nueve millones de personas que formamos la familia de Xtantos» porque «con su gesto» la Iglesia, por ejemplo, «ha podido tener un papel protagonista en cuanto a la solidaridad tras la DANA». El prelado no dejó de señalar que «son más los que marcan la X que los que van a Misa», lo cual «es un signo de cómo valora la sociedad la presencia de la Iglesia».
Soledad y migración
Los nueve millones de contribuyentes contrastan con los 45 habitantes de Villarmentero, una localidad situada a apenas 15 kilómetros de Valladolid capital. Allí la Línea 105 Xtantos realizó la primera parada. En el pueblo los pasajeros pudieron conocer a Goyo, el párroco, que es el mejor antídoto frente a la soledad que acecha a los vecinos. El sacerdote, de 42 años, celebra los sacramentos, se esfuerza por visitar y atender las necesidades de los parroquianos y también trabaja en la conservación del patrimonio. Cabe señalar que la iglesia, de 1800, es la más antigua de la zona.
La segunda parada se realizó en las viviendas que la parroquia de Nuestra Señora de la Merced tiene a disposición de jóvenes migrantes, muchos de los cuales han llegado en cayuco o saltando la valla fronteriza. Según la educadora social Susana Mozo, normalmente «no saben ni el idioma», a pesar de lo cual «se quieren poner a trabajar inmediatamente. Cuando les explicamos que el proceso de obtener papeles» con los que poder incorporarse al mercado laboral «es largo, de años, no lo entienden», asegura. Frente a esta situación, la parroquia les brinda alojamiento, ayuda con los trámites, acompañamiento, escucha, formación y dignidad.
La cuarta y quinta parada fue ante el grupo de mayores de la parroquia de San Fernando y en el Centro de Espiritualidad del Corazón de Jesús, donde se ofrece formación cristiana «y la oportunidad de conectar con Dios sin el ajetreo diario», indican desde la CEE.