Católicos y Vida Pública: «Los jóvenes deben dar un paso adelante»

El lema del próximo congreso, Quo vadis? (¿Dónde vas?), ¿es también una llamada a reflexionar sobre el papel de Católicos y Vida Pública tras 25 ediciones?
José Masip: Vamos a reflexionar sobre hacia dónde va la sociedad occidental, que está perdiendo los valores impregnados por el humanismo cristiano. Pero también hacia dónde vamos los católicos y qué podemos proponer. Esta vez, buscando sus raíces, el congreso se centra en dos cuestiones: un llamamiento a los movimientos laicales y otro a los jóvenes. 

Aluden a «tiempos de incertidumbre» y el manifiesto denuncia el relativismo, los ataques a la vida y a la familia. Son temas recurrentes desde los primeros congresos. ¿Qué ha cambiado?
María San Gil: Todo eso se ha ido consolidando. Estamos viendo un cambio de sociedad, casi de civilización. No es solo el aborto o la familia: es una serie de leyes que van absolutamente contra los fundamentos cristianos. Habrá que poner pie en pared y decir: «con esto no vamos a transigir, no vamos a seguir en la apatía».

J. M.: Yo soy de los que digo que está mal la situación pero no es grave. Lo que ha pasado es que hemos dejado de actuar. No ya el catolicismo; la sociedad civil en general. Los partidos a veces parecen sitios donde hay solo una voz. Debe haber más debate, más pensamiento.

Alertan de que frente al relativismo «el extremismo tampoco es la solución», pues la sociedad «necesita cohesión y fundamentos». ¿Qué extremismos? ¿Y cómo ofrecer cohesión defendiendo ideas impopulares?
J. M.: Extremismo no es solo lo que está en los polos. Podemos caer en él cuando no aceptamos lo que piensa el otro. Cristo no era extremista, Él proponía un criterio de vida tan sencillo como poner la otra mejilla. Vamos con paz, con reflexión; no vamos a imponer criterios por la fuerza, eso no va a ninguna parte. Si una sociedad joven, formada, con valores, empieza a copar las instituciones, la vida pública, los sindicatos, la empresa, los cambios irán en esa dirección. No veo que seamos tan distintos. Si habla con la gente la mayoría quiere el bien social.

La «nueva generación» a la que quieren llegar está formada cada vez por más jóvenes conversos. ¿Les interesa a ellos esta presencia social?
M. S. G.: Es verdad que vivimos tiempos de incertidumbre. Pero siempre hay que poner un punto de esperanza. Y me parece maravilloso que muchos chicos de familias no creyentes tengan esa llamada. Aunque tiene que haber un seguimiento, preparación. Y sí, ellos buscan algo más.

J. M.: A la vez, deben dar un paso adelante. Cuando empezaron los congresos el entonces presidente de la Asociación Católica de Propagandistas y el actual eran jóvenes. Quiero que los de ahora —habrá unos 300 de nuestros centros— entiendan que son ellos los que tienen que estar en la vida pública. Formándose, sí; como todos. Hay que confiar en ellos.

Dice el manifiesto que no se trata de buscar un partido sino de «articular una estrategia». ¿Es lo que se hará del 15 al 17 de noviembre?
M. S. G.: Me parece importante que este año ya hay una toma de postura con el manifiesto antes del congreso; hasta ahora se hacía al final, como resumen. El diagnóstico ya está hecho. Luego hay que diseñar, planificar qué estrategia se sigue. Veremos qué pasa en el congreso.