Somos únicos, como único es nuestro Páncreas - Alfa y Omega

Usted, sí, usted. ¿Estaría dispuesto a donar su páncreas a un amigo? Entendemos, claro está, que el amigo debe ser un buen amigo; ya saben. También se lee entre líneas que si usted finalmente se decide, infiere que debe de estar muerto. Ya se sabe que el páncreas por ridículo, minúsculo y apenas pronunciable es imprescindible para vivir. Por tanto, si al final se decide y apuesta por donar generosa y amorosamente esa pequeña pero necesaria porción de su cuerpo, entendemos que es usted una buenísima persona… O ¿quizás no? Páncreas, de Patxo Tellería, deja el CDN en Madrid para empezar su gira por toda España.

Esta pieza teatral habla de eso. Son tres amigos, cada uno como siempre arrastrando su vida; y digo arrastrando porque a todos les pesa algo que les sitúa con un pie dentro y fuera de su existencia. Vamos, lo que viene siendo una vida normal con sus miserias y virtudes. El caso es que son tres amigos que se juntan bastante a menudo porque uno de ellos está enfermo. Puede que le queden tan solo dos meses de vida a no ser que reciba –como ya se están imaginando- un páncreas para un trasplante. Otro de los amigos está cerca de los 60, y a través de las redes sociales se ha empeñado en confesar que cuando cumpla esa cifra redonda ya no quiere seguir vivo. Le parece más sensato adelantarse a la muerte, pues la decrepitud y la vejez no comulgan con él y es un defensor a ultranza del suicidio. Como no podía ser de otra manera, al tercer amigo en discordia se le ocurre la idea de que sea ese amigo el donante, y claro, ahí comienza la historia…

Foto: Sergio Parra

Entre confesiones y delirios van saliendo a la luz secretos que nunca debían de haber sido pronunciados, también el valor como buque insignia o la generosidad y la duda. La amistad podría parecer que es el timón de este entramado de tiras y aflojas, pero la obra habla de mucho más. Será el vínculo que une a estos tres amigos, o mejor dicho, será el páncreas la excusa perfecta para sacar a la luz las miserias que a veces se ocultan dentro de nosotros mismos y también los disfraces con los que nos vestimos. Al final se trata de descubrir a tres personajes vulnerables, como cualquiera de nosotros, que asisten a modo de esperpento, a la noche más crucial de sus vidas.

Y si el tema puede sonar a ridículo, no lo es menos la puesta en escena. Una casa en la que sobrevuela de manera constante un extraño olor y carcajadas, una tras otra, acompañadas de música en directo y mucha, mucha gracia. Porque se van a reír, claro que se van a reír.

Estamos ante una comedia inteligente. De esas que si uno lo piensa un poco sabe que de lo que se ríe es de algo demasiado fuerte como para tomárselo en serio. Yo lo llamo la risa pensativa o la tragedia cómica. Aprovechar el humor y la máscara para sacar a la luz lo que de verdad duele e importa al ser humano.

Foto: Sergio Parra

Brillantes Fernando Cayo, Alfonso Lara y José Pedro Carrión. Imagino que para el director, Juan Carlos Rubio, debe ser todo un regalo dirigir a tres de los grandes, muy redondos, y que se nota que disfrutan y se esfuerzan por hacer disfrutar al público.

Me gustaron mucho sus muecas, su ritmo velocísimo y su dicción complicada, pues la obra está en verso. Pero que esto no escandalice ni aparte, todo lo contrario. Se trataba más bien de una musicalidad constante al más puro estilo de los juglares que a mí personalmente me enterneció. Vale la pena apostar por un texto que rime, por un texto del aquí y ahora, alejado de lopes y quevedos, y cercano a la fragilidad de los hombres que son, que somos únicos. Si lo piensan, como único es nuestro páncreas. Ahí lo dejo.

Vayan a ver la obra. Vayan a vivir la obra. Vayan a pensar la obra. Puede que alguno de ustedes en algún momento de su vida tenga que dar respuesta a la pregunta del principio: Usted, sí, usted. ¿Estaría dispuesto a donar su páncreas a un amigo?

Páncreas

★★★★★

En gira  hasta el 11 de junio