Somos administradores, no propietarios - Alfa y Omega

Me alegra presentar este documento que nace con la vocación de ayudarnos a transformar los estilos de vida dentro de las parroquias y de las comunidades eclesiales de la archidiócesis de Madrid. Ante todo, queremos avanzar de la mano del Evangelio y cultivar una cultura en defensa de la vida humana en toda su extensión y de la custodia de la Creación, como nos pide explícitamente el Papa Francisco en la encíclica Laudato si’.

La vida es el don divino más preciado que poseemos. Mediante él, entramos a formar parte de la Creación de Dios y nos relacionamos con otras personas y con un entorno vivo, visible e invisible, con el que estamos estrechamente interrelacionados. Ante esta imponente realidad, nos tenemos que preguntar: «¿Qué mundo deseamos dejar a quienes vienen detrás de nosotros?».

Somos peregrinos en la Tierra y estamos llamados a disfrutar del jardín de la Creación. Tenemos el deber de obedecer el mandato de Dios, ya enunciado en el libro del Génesis: el Creador nos otorga el poder a título de administradores —no de propietarios— sobre buena parte de la naturaleza. Tenemos que cuidarla con primor y gestionarla en favor del ser humano, sin olvidarnos de los más pobres. El Papa Francisco nos recordaba en su encíclica que todo está interconectado y forma una red vital. A ella queremos servir, recuperando una cultura del cuidado y del encuentro que nos ayude a descubrir un nuevo paradigma de convivencia que ponga a la persona en el centro en armonía con todo lo creado.

Desde la Iglesia de Madrid queremos fomentar particularmente la cultura del «cuidado de la Vida». Ello reclama una sincera conversión del corazón, también a la dimensión ecológica integral. Solo así se asegurará la calidad de vida de todos los seres humanos y podremos desplegar una actividad sostenible y responsable que permita reducir drásticamente los efectos del Cambio Climático. También minimizaremos los efectos devastadores de una actividad productiva depredadora que genera múltiples descartes. Nuestra «calidad de vida» no puede basarse en el deterioro o destrucción de la vida de los demás, especialmente de las personas más vulnerables y descartadas de nuestra sociedad.

El Plan de Acciones Laudato Sí’ (PALS) que se presentará quiere ser una humilde contribución al deseo del Papa, expresado a través del Dicasterio dedicado a esta cuestión. La archidiócesis de Madrid, avanzada en dar respuesta a los desafíos planteados desde su Comisión Diocesana de Ecología Integral, propone unas líneas de actuación pastoral, que pueden ayudarnos a gestionar de forma más sostenible la vida comunitaria e individual dentro del ámbito de nuestras parroquias, comunidades y hogares. Tienen un contenido fundamentalmente educativo, porque, como me gusta insistir, solo enseñando a cambiar la mirada de las nuevas generaciones podremos respetar el don de la Creación.

Finalmente, estamos llamados a ejercer la fraternidad universal, desde una ciudadanía responsable y solidaria, que nos permita caminar juntos hacia una paz duradera entre nosotros, con Dios y con la hermana naturaleza. Solo así acabaremos siendo verdaderos «custodios de la Vida».

Os invito a la lectura y puesta en práctica del plan completo. Será una forma de que nuestra Iglesia local muestre a la sociedad la coherencia de nuestro compromiso evangélico. En efecto, porque así lo quiere Dios, apostamos por aunar el cuidado de nuestra Casa Común, el cuidado de la vida y de las condiciones en que viven las personas que más sufren.