Si os insultan y persiguen por Jesús, mirad la Cruz
La Cruz y el Icono de la Jornada Mundial de la Juventud continúan su recorrido por la geografía española, saliendo al encuentro de los jóvenes. Desde el 5 de febrero, se encuentran en las diócesis de Segorbe-Castellón y de Valencia, para recordar a sus jóvenes que «cambiar este mundo sólo se puede hacer desde la sabiduría de la Cruz»
«Atraer a los jóvenes hacia Cristo»: éste ha sido el objetivo de los actos en torno a la Cruz y al Icono de la Jornada Mundial de la Juventud que, desde el 5 al 11de febrero, recorrieron la diócesis de Segorbe-Castellón. Según don Domingo Galindo, Delegado de Infancia y Juventud, otro de los objetivos ha sido «reforzar la comunión entre las diversas realidades de la diócesis».
Monseñor Casimiro López Llorente, obispo diocesano, en el acto de acogida en la catedral, recordó a la multitud de asistentes que los jóvenes son importantes para la Iglesia «por lo que son y no por lo que aportan», y se puso a su disposición: «Pedidnos lo que buscáis». También les animó a no tener miedo: «No tengáis nunca vergüenza de decir que sois cristianos, y de proponer a Cristo a otros jóvenes, porque Él da respuesta a vuestras preguntas».
La afluencia de gente a cada uno de los actos fue grandísima. De hecho, un millar de jóvenes de diversos institutos y colegios de Castellón participaron, el lunes 7, en un acto de veneración de la Cruz y, el Icono, en la concatedral de Santa María. Pero el cuarto día de estancia de la Cruz en la diócesis fue uno de los más significativos, ya que el símbolo de la esperanza cristiana, entregado por el Papa Juan Pablo II a los jóvenes, fue al encuentro de los más necesitados. Así, la comitiva de la JMJ visitó la residencia de ancianos Mare de Déu del Lledó, el centro penitenciario de Castellón, el albergue de Cáritas y el Hospital Provincial. Como una síntesis de lo vivido allí, Domingo Galindo aseguró que «estamos al lado de tantas otras cruces de hoy en día: dolor, soledad, necesidades básicas insatisfechas… y esas cruces no recibirán aplausos como ésta, ni habrán tantas manos que quieran llevarlas. Pero son cruces de carne, y la de los jóvenes nos debe remitir a ellas para recibir del Señor solidario, fraterno y débil, el coraje de amar a los hermanos».
Que nadie se quede sin ir
Acudir a la JMJ puede cambiar la vida. Por eso, para que ningún joven «se quede sin vivir, por razones económicas, el encuentro con miles de jóvenes en Madrid, y la alegría de seguir a Jesucristo», tal y como señaló monseñor López Llorente, el Obispado de Segorbe-Castellón ha creado una bolsa de 20.000 euros para ayudar a los jóvenes sin recursos a poder participar en la JMJ.
El viernes 11 de febrero, la Cruz y el Icono de la JMJ llegaron hasta Valencia, donde miles de jóvenes recorrieron en procesión, con la Cruz y con la imagen de la Virgen a hombros, el barrio del Carmen de Valencia, acompañados por el arzobispo diocesano, monseñor Carlos Osoro, y, centenares de voluntarios ataviados con el polo oficial, de color rojo, de la JMJ. En la Vigilia de oración, que tuvo lugar la noche del sábado 12 de febrero en la catedral, monseñor Osoro aseguró, ante más de mil jóvenes, que, «si os insultan y os persiguen por Jesús, mirad la Cruz y sed valientes seguidores suyos, capaces de dar la vida como hizo Él, por amor. Sé que queréis cambiar el mundo y me lo creo, y creo en vosotros, y, precisamente por eso, os tengo que decir, ante la Cruz de las Jornadas Mundiales de la Juventud, que no hay fórmula humana para cambiarlo, sólo la que expresó definitivamente Jesucristo, la del amor, la de dar la vida por los demás. Eso sí que transforma el mundo».
Salir al encuentro
La Cruz de la JMJ salió al encuentro de aquellos que no podían llegar hasta ella. Por eso, tuvo lugar un encuentro de oración en el centro penitenciario de Picassent, donde un centenar de reclusos colocaron notas adhesivas junto a la Cruz con sus oraciones y peticiones a Dios. Monseñor Osoro les alentó a «mantener viva la fe, porque la auténtica libertad es la que da Dios».
También hubo un momento de encuentro con la cultura valenciana. El lunes, 14 de febrero, cientos de jóvenes alumnos y profesores de las distintas titulaciones de la Universidad Católica de Valencia San Vicente Mártir se acercaron al campus de Santa Úrsula para orar ante la Cruz de la Jornada Mundial de la Juventud. Monseñor Carlos Osoro manifestó a los presentes que «la sabiduría de la Cruz nos pide situarnos en medio de los hombres como hizo el propio Jesucristo», y señaló que se puede «cambiar este mundo desde la fraternidad» y que «sólo se puede hacer con Jesucristo Nuestro Señor y desde la Sabiduría de la Cruz».