Shevchuk: «Es una pena, pero ahora mismo no podemos defendernos sin armas»
El arzobispo mayor de la Iglesia grecocatólica ucraniana y el nuncio en el país han alertado del empeoramiento de la situación
«Si alguien tiene alguna idea de cómo podemos parar a las tropas rusas sin armas, que por favor nos lo diga». El arzobispo mayor de Kiev y primado de la Iglesia grecocatólica ucraniana, Sviatoslav Shevchuk, se ha mostrado tajante este miércoles con las voces que critican que Ucrania use y pide armas.
En una rueda de prensa online organizada por Ayuda a la Iglesia Necesitada, Shevchuk afirmó que «no puedo apoyar la petición de armas» y de aviones de combate que el presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, ha reiterado durante su visita a Reino Unido. Sí ha querido subrayar que «es una pena, pero ahora mismo no podemos defendernos sin armas». También agradeció el constante apoyo de Gran Bretaña «de distintas maneras», incluidas las visitas del rey Carlos a la catedral grecocatólica de Londres.
En el encuentro con periodistas ha estado también presente el nuncio apostólico en el país, Visvaldas Kulbokas. Sobre esta cuestión, ha incidido en que la pregunta sobre si se apoyaba moralmente o no la petición de armamento se tendría que hacer con representantes rusos presentes. «Que contestaran ellos primero», pues son «quienes introdujeron a sus soldados» en Ucrania, ha sugerido.
«Cuando el Santo Padre y los responsables de la Secretaría de Estado hablan de armas, siempre mencionan un uso proporcionado», ha explicado. Por otro lado, aunque la situación no es exactamente igual, «nunca he oído que se pregunte a la Iglesia si la Policía puede tener armas para defender a los civiles». En otro momento de la rueda de prensa, ha confesado que encuentra «chocante que no todo el mundo esté contra esta guerra».
Comentando otro de los aspectos más políticos o geoestratégicos de la situación actual, el primado ha justificado que se hable de la liberación de los territorios ocupados como primera condición en cualquier plan de paz. Al hacerlo, «lo central no son los territorios, sino la gente que sufre en ellos».
«La situación se deteriora»
La cita con periodistas tenía como objetivo analizar la situación de Ucrania y de la Iglesia en el país casi un año después de la invasión rusa y el comienzo de la guerra a gran escala. «La situación se está deteriorando», ha lamentado Shevchuk: los bombardeos en el frente se agravan, hay 15 millones de desplazados y refugiados, y se han destruido las fuentes del 50 % del suministro eléctrico. «Los apagones son normales; en Odesa la semana pasada hubo cuatro días de apagón total».
Con todo, ha proseguido, «gracias a Dios hemos podido gestionarlo y nadie ha muerto de hambre o de frío». El nuncio ha subrayado que la mayoría de los 800.000 generadores eléctricos importados por el país en 2022 han llegado de la mano de organizaciones religiosas.
Por otro lado, como síntoma de lo desesperada que es la situación en algunas zonas, ha relatado que cuando cerca del frente llega ayuda humanitaria «y hay pan, la gente empieza a comérselo en cuanto se lo dan». Además, sigue haciendo falta ropa de abrigo y mudas «porque no hay agua para lavar las que tienen».
Solidaridad cristiana
Al principio de su intervención, Shevchuk comentaba que «no sé cómo hemos podido sobrevivir». Pero luego ha afirmado que ha sido posible, no solo sobrevivir sino ayudar a los afectados, «por la solidaridad cristiana del mundo entero. Muchas personas están unidas a nosotros en la oración y la generosidad».
Una realidad que preocupa a la Iglesia es la atención pastoral sobre todo en los territorios ocupados. «Hay tres grandes zonas sin ningún sacerdote católico: las zonas ocupadas de Donetsk, Lugansk y Zaporiyia», ha enumerado Kulbokas. Suman 60.000 kilómetros cuadrados, más que Croacia».
Los sacerdotes de estos territorios han sido expulsados o están detenidos. Es el caso de Ivan Levystky y Bohdan Heleta, redentoristas de Berdiansk apresados en noviembre por las autoridades rusas. «Están siendo torturados cada día, acusados de ser casi los líderes de los partisanos de la resistencia», ha denunciado Shevchuk. Hasta ahora ha habido varios intentos de mediar para su liberación, todos infructuosos.
La gente, con todo, «no espera de la Iglesia solo comida y ropa, sino una palabra de esperanza». Por eso «intentamos serlo, ayudarles a resistir y a encontrar fuerza interior para sobrevivir y ver sentido a esta situación sin sentido». De hecho, una de las prioridades que se subrayó en el último Sínodo de obispos grecocatólicos, celebrado los días 1 y 2 de febrero, es poner en marcha programas de sanación de traumas físicos y psicológicos. Hasta un 80 % de la población los necesita, ha apuntado.
«Sin vuestra asistencia no sobreviviremos», ha concluido el arzobispo mayor. Pero «tenemos esperanza: si hemos conseguido sobrevivir un año, que es un milagro, creo que Ucrania prevalecerá». En concreto, ha compartido su deseo «de que la guerra acabe este año. ¿Es realista? No lo sé, pero a veces ocurren milagros».