La publicación en Italia del libro de Armando Fumagalli, profesor ordinario de Teoría de los Lenguajes en la Universidad Católica de Milán, El lado oscuro. Chicos malos, antagonistas y antihéroes en el cine y en las series de TV contemporáneas, es una oportunidad para ofrecer algunas ideas sobre este mundo apasionante de las series de ficción.
Voy a insistir en algunas cuestiones que están detrás de ese fenómeno cultural de primer orden. Al margen de los datos de los modelos de producción alternativos de las series en las televisiones generalistas y en los canales de pago, centrémonos en la cuestión de los contenidos, la orientación ideológica y de valores de las series. Es decir, en la imagen del mundo, de las relaciones personales, de las virtudes, que nos quieren transmitir estos productos audiovisuales que son vistos, de forma mayoritaria, por el segmento de edad de 18 a 40 años.
El profesor Fumagalli recuerda lo ya dicho en el libro Creatividad al poder (Rialp, 2014), escrito por Ben Shapiro. Después de haber entrevistado a escritores, productores, showrunners… concluía que, en no pocos casos, lo que guiaba las opciones de estos profesionales no era en primer lugar el deseo de tener éxito o de ganar dinero, sino el de abordar batallas culturales que consideraban importantes. Martha Kaufmann, de Friends, explicaba cómo ella se sentía orgullosa de haber puesto en escena un matrimonio lésbico y haberlo hecho interpretar por una activista de este movimiento buscando influir en la igualdad legislativa.
Según Fumagalli, las series producidas por las distribuidoras directamente vía Internet –Netflix y Amazon– han seguido la línea polarizada y transgresiva de las redes de cable. Si en el cine de Hollywood hay sitio para un amplio pluralismo de modos de ver el mundo, en la televisión, las series internacionales plurales en lo valorativo son pocas. «Se ha creado –escribe Fumagalli en Avvenire–, una fuerte polarización cultural: es realmente una élite de autores y productores cuantitativamente muy reducida (muchos de ellos pasan de una serie a otra) quienes están difundiendo su punto de vista sobre el mundo: no es casualidad que en Estados Unidos la cuestión de la polarización cultural de los medios sea un tema que periódicamente suscita debates muy encendidos, como se ha visto en la reciente campaña presidencial». También en España.