Ser catequista nativo, «una vocación especial»
Este lunes se celebra el Día del Catequista Nativo y del Instituto Español de Misiones Extrajeras (IEME). Joseph es padre de familia y lleva 14 años ejerciendo en la parroquia de su aldea tailandesa
Ban Klang es un pueblo agrícola y pescador que pertenece a la provincia de Bungkhan, en el noreste de Tailandia. De allí es Joseph Bancha Homphikhun, padre de familia que conoce bien las plantaciones de caucho que han proliferado por toda la zona y que, de alguna manera, alivian las necesidades económicas de las familias de la aldea.
Como tantas otras personas, Joseph tuvo que emigrar a la capital para buscarse la vida. Hace 14 años, con la llegada de una agricultura renovada, volvió a su pueblo. «Fue entonces cuando el párroco me propuso que me formara como catequista y pudiera llevar a cabo este servicio», asegura en conversación con el padre Julián, un sacerdote que también trabaja en la zona y ha colaborado en la campaña del Instituto Español de Misiones Extranjeras (IEME) con motivo del Día del Catequista Nativo y del IEME que se celebra este lunes.
Bajo el lema El catequista, contagia esperanza, la Iglesia universal celebra este día recordando la gran labor que realizan estos verdaderos maestros y ejemplos de la fe. En los materiales que el IEME ha preparado para la ocasión, explican que los catequistas nativos «nos piden que provoquemos ese primer encuentro y ayudemos a causar ese chispazo de fe en los corazones de la gente».
Como Joseph, que actualmente ejerce en la comunidad de San Mateo, en la parroquia de Ban Klang y asegura que, para él, ser catequista significa «una vocación especial». Sin embargo, no son pocas las dificultades que afrontan en su parroquia, ya que «los niños reciben los sacramentos, pero después no tienen más interés en venir a la Iglesia y participar de la Misa», se lamenta. Además, opina que los catequistas, aunque reciben de la diócesis una pequeña gratificación mensual, no reciben los ingresos suficientes para sacar a la familia adelante. «En este sentido hay que valorar el esfuerzo y la generosidad de ofrecer nuestro tiempo para mantener la comunidad siempre en esperanza», señala. A los catequistas españoles también les dirige unas palabras: «Que tengan paciencia y fortaleza. Y que se mantengan firmes en la fe y en la esperanza en Cristo».