Señalética para parroquias, bolsitas para mascarillas… el trabajo de la vida contemplativa se reinventa
Las hermanas pobres del convento de Santa Verónica, situado en Algezares (Murcia), están desarrollando una página web en la que vender sus productos artesanales. «Nuestro fin no es lucrativo sino evangelizar», aseguro sor María Ángeles
Las hermanas pobres del convento de Santa Verónica, situado en Algezares (Murcia), son religiosas de vida contemplativa. Se dedican a rezar y últimamente lo han hecho «con mucha intensidad por todos los afectados por el coronavirus», asegura sor María Ángeles.
Al mismo tiempo, «nos hemos volcado en las redes sociales para compartir las celebraciones litúrgicas y nuestras oraciones» y que así los fieles pudieran «participar de nuestro camino de fe» a pesar del confinamiento.
Pero en su vida contemplativa, también tiene cabida el trabajo, que realizan «con nuestras propias manos, para no ser gravoso a nadie». Durante décadas, las hermanas pobres «hemos vivido de la encuadernación. Teníamos incluso a diversos organismos oficiales entre nuestros clientes», pero «la digitalización se llevó por delante este trabajo y nos hemos tenido que reinventar», explica la religiosa.
Así surgió la decisión de montar una tienda donde las monjas vendían velas de adviento, cirios pascuales… pero las ventas cayeron en picado por el coronavirus y Estado de alarma y las religiosas, con un extraordinario espíritu emprendedor, han dado una segunda vuelta de tuerca a su trabajo manual. Actualmente, se encuentran desarrollando una tienda online donde venden productos totalmente en sintonía con la realidad post-covid: https://hermanaspobres.com/tienda/
«Con el aforo limitado en los templos y con la obligatoriedad de mantener la distancia de seguridad, hemos creado un signo, al que hemos llamado Kairos, para que los sacerdotes puedan señalar el lugar del banco donde se pueden sentar los fieles. Es una cruz de madera, que además se puede personalizar», explica sor María Ángeles.
También «hacemos carteles, para recordar el lavado de manos», que se puede poner junto al bote de gel hidroalcohólico de las parroquias; «bolsitas en las que guardar la mascarilla o una colección de pulseras con distintas reflexiones, porque nuestro fin no es lucrativo sino evangelizar», concluye.