Seguimos los pasos de Egeria en Jerusalén
El turismo ha cambiado mucho desde que Egeria, la primera peregrina española, arribó a Jerusalén en torno al año 382. Visitamos dos centros informativos sobre Tierra Santa que allanan el camino a los viajeros de hoy
Finales del siglo IV. Una dama culta de la nobleza de Gallaecia, región situada en el noroeste de la provincia romana de Hispania, se mezcla con el bullicioso trajín de los mercaderes, militares y clérigos para emprender un peligroso viaje hasta Jerusalén, recorriendo los recovecos de un Imperio cada vez más resquebrajado. La intrépida peregrina, de nombre Egeria, dejó por escrito la experiencia de su periplo por los lugares santos de la cristiandad en forma de cartas y crónicas dirigidas a un grupo de amigas suyas. En 1884, un erudito italiano, Gian Franceso Gamurrini, se topó casi por casualidad con ese códice medieval escrito en latín callejero en la biblioteca de Arezzo (Toscana), considerado el primer libro de viajes de la historia.
Esta mujer que dio un paso al frente en un mundo dominado por los hombres viajaba con una copia de las Sagradas Escrituras para leer el fragmento bíblico correspondiente al escenario que estuviera visitando en ese momento. 1.700 años después, los viajeros de hoy tienen muchas más facilidades. Llevan sus guías descargadas en sus smartphones; los caminos están libres de maleantes y hay centros de información turística. Uno de ellos es el Centro de Información para Cristianos, ubicado frente a la puerta de Jaffa, en el corazón de Jerusalén, que visitamos gracias al Ministerio de Turismo de Israel. Fue inaugurado en 1973, bajo la dirección de la Custodia de Tierra Santa, para que los peregrinos tengan información clara sobre los santuarios y lugares sagrados, así como los aspectos más significativos de la vida religiosa y cultural. En julio del año pasado inauguraron un tour virtual que ofrece una pequeña introducción a la riqueza histórica de Jerusalén.
Hasta ahora han visitado la exposición unos 330 grupos: «La ruta se divide en seis salas temáticas para ofrecer a los visitantes una presentación general de la ciudad con un mapa en 3D de Jerusalén que presenta topográficamente los lugares donde Jesús pasó sus últimos días y otro del Santo Sepulcro», asegura la franciscana Naomi Zimmermann.
La mayoría de los grupos son católicos, pero también han recibido «cristianos ortodoxos, de diversas tradiciones protestantes y una familia menonita», así como «judíos israelíes, árabes cristianos israelíes y palestinos, y algunos que no profesan ninguna fe en particular, pero están interesados en la historia de Jerusalén». Con unas gafas de realidad virtual, los visitantes se sumergen en la ciudad y recorren lugares emblemáticos como el monte de los Olivos, el Gólgota o la muralla herodiana. «Muchos visitantes se emocionan después de ver la exposición. No es raro ver a gente llorando de alegría», describe Zimmermann. Muchos peregrinos dejan para el final este centro y comentan que «realmente no tenían ni idea de lo que estaban viendo en la basílica del Santo Sepulcro». «Gracias a la historia, las explicaciones arqueológicas y la información sobre las Iglesias orientales, desmitifican parte de lo que habían visto y oído. Les ayudamos a unir la realidad histórica y la Biblia», asegura esta monja estadounidense, que también ha puesto en marcha otras iniciativas interreligiosas con algunos de los visitantes para compartir los recursos de este centro con diferentes organizaciones de la comunidad judía.
En Abu Ghosh, a 15 kilómetros de Jerusalén, los viajeros también pueden acercarse al Saxum Visitor Center, un centro de recursos multimedia que ayuda a profundizar en las raíces de Tierra Santa. «Nuestro objetivo es enriquecer la experiencia cultural y espiritual de los que vienen, independientemente de sus creencias, origen y contexto cultural», asegura su directora, Blanca Ramírez. La mayoría de los peregrinos —el 89 % de los visitantes— proceden de España, Israel, Estados Unidos, Costa Rica y Brasil, pero «un 11 % nos visita por interés cultural». El tour en este centro, inaugurado en febrero de 2019, ofrece una explicación histórica, geográfica y bíblica de la Historia Sagrada. El peregrino se sumerge en la experiencia gracias a una línea del tiempo con mapas gigantes en el suelo, una maqueta de Jerusalén y una película proyectada en 360 grados.