Se prepara el asalto a Rafah mientras la Iglesia advierte desde Egipto: «Es muy peligroso»
La Embajada de Israel ante la Santa Sede ha calificado de «deplorables» las palabras del cardenal Parolin sobre la «desproporcionada» respuesta en Gaza
Rafah, en la frontera de la Franja de Gaza con Egipto, mantiene la respiración mientras el mundo intenta impedir el asalto final de Israel. El secretario general de la ONU, António Guterres, ha advertido este viernes de que «una ofensiva total contra la ciudad sería devastadora para los civiles palestinos, que ya están al borde de la supervivencia».
En su discurso de inauguración de la Conferencia de Seguridad de Múnich (Alemania), el portugués ha reconocido además que la ayuda humanitaria «apenas funciona». Con su centro neurálgico precisamente en Rafah, quienes la llevan a cabo «trabajan en condiciones inimaginables, incluido fuego real, múltiples obstáculos físicos y restricciones israelíes». Toda esta situación es «una muestra terrible» del estancamiento de las relaciones globales.
«Nada puede justificar los desmedidos ataques terroristas lanzados por Hamás el 7 de octubre contra Israel. Y nada puede justificar el castigo colectivo del pueblo palestino en la respuesta del Ejército israelí», ha insistido.
Todo ello mientras llegan noticias de que la incursión del Ejército israelí en el hospital Naser, el más importante del sur de la Franja, causó un corte eléctrico total que provocó la muerte de al menos cinco pacientes en cuidados intensivos. Así lo ha denunciado el Ministerio de Sanidad, controlado por Hamás.
También el presidente francés, Emmanuel Macron, ha lanzado una advertencia en dirección de Israel. Si lanza una ofensiva militar en Rafah, donde se ha refugiado la mayoría de la población de Gaza habrá «un desastre humanitario». Maracará asimismo un giro en la guerra, ha asegurado.
Riesgo de guerra con Egipto
La Iglesia se ha sumado a estas advertencias. Hace pocos días, en declaraciones a la agencia Asia News, el sacerdote egipcio Rafic Greiche, portavoz de la Iglesia católica egipcia, subrayaba que «la escalada de Rafah es muy peligrosa». Explicaba que «Israel quiere tomar las fronteras». Está bombardeando el muro entre la Franja y Egipto «y permite el tránsito de palestinos hacia el Sinaí».
La opinión común en su país, relataba, es que «los israelíes intentan provocar un éxodo masivo de la población» hacia la tierra de los faraones. Evocaba así la (temida) segunda Nakba a la que ya han aludido los últimos días trabajadores humanitarios sobre el terreno. «Israel parece querer vaciar la Franja para después ocuparla».
El traslado de la guerra a la zona sur de Gaza, donde se refugian cientos de miles de palestinos, «representa una grave escalada». «Los israelíes se están embarcando en una aventura muy, muy grande. Espero que no ocurra nada irreparable». Especialmente teme «una nueva guerra entre Israel y Egipto, porque el riesgo es real y concreto». De hecho, el Gobierno israelí «amenaza con congelar todos los Acuerdos de Camp David», que en 1979 condujeron a la paz entre Israel y Egipto. «Esto es muy peligroso’.
«Si Israel quisiera realmente la paz», postulaba el portavoz de los católicos egipcios, «no tendría sentido alimentar la guerra en el sur, en Rafah, en las fronteras». Sobre todo ante los esfuerzos diplomáticos de El Cairo para alcanzar un alto el fuego.
No al Estado de Israel
De momento, dicho empeño no parece que dé fruto. Tras una conversación telefónica el pasado jueves entre el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, y el primer ministro israelí, Benjamin Netanyahu, este rechazó los «dictados internacionales» sobre un acuerdo de paz con los palestinos.
Estos incluyen el reconocimiento del Estado de Palestina, algo a lo que se opuso porque sería una «enorme recompensa a un terrorismo sin precedentes». Cualquier negociación tendrá que ser directamente con los palestinos y «sin condiciones previas», señaló en la red social X (antes Twitter).
Israel también ha arremetido contra el Vaticano. Su embajada ante la Santa Sede calificó el pasado jueves de «deplorables» unas palabras del secretario de Estado, cardenal Pietro Parolin. El día 13 de febrero, en la conmemoración del 95 aniversario de los Pactos de Letrán, Parolin había afirmado que los israelíes tienen derecho a defenderse tras los ataques del 7 de octubre. Pero matizó que la respuesta que se estaba llevando a cabo en Gaza era «desproporcionada» y una «carnicería».
«Es una declaración deplorable. Juzgar la legitimidad de una guerra sin tener en cuenta todas las circunstancias y datos relevantes lleva inevitablemente a conclusiones equivocadas», arremetió la legación israelí.