Espléndido drama familiar que nos acerca a la figura del popular poeta e hispanista norteamericano Henry Wadsworth Longfellow (1807-1882). Descendiente directo de pioneros del Mayflower, fue un hombre admirado y querido por sus coetáneos, a los que deleitaba con su poesía, pero su vida estuvo atravesada por las pruebas y el dolor. La película, razonablemente, opta por dejar fuera muchos episodios biográficos interesantes para centrarse en los que constituyen el núcleo de la trama, una trama que culmina con la creación por parte de Longfellow del poema Christmas bells, cuyos versos constituyen la letra del popular villancico I heard the bells on Christmas Day. El tono agridulce de la letra se debe a que su autor, abolicionista, lo escribió durante la Guerra de Secesión, en la que fue gravemente herido uno de sus hijos.
La película se sitúa poco antes del comienzo de dicha guerra, cuando Longfellow (Stephen Atherholt) es ya un feliz padre de familia numerosa y devoto esposo de Fanny (Rachel Day Hughes). Era este su segundo matrimonio, ya que el primero fue malogrado por el fallecimiento de su esposa y de su hijo mientras él estudiaba en Europa. Su existencia rebosa felicidad hasta que un día del mes de julio de 1861, por un accidente con una vela, el poeta ve morir abrasada a su mujer delante de sus ojos. A él le quedaron marcas en la cara de por vida, lo que le obligó a llevar esa barba tan poblada que caracteriza sus retratos. A partir de ese momento, Longfellow cae en una honda melancolía, agravada por la marcha a la guerra de su hijo mayor, Charlie (Jonathan Blair), en contra de la voluntad paterna.
La película desarrolla el proceso de reconstrucción humana y espiritual —casi de redención— del poeta; un proceso en el que su lucha con Dios, en el seno de la fe cristiana, va a ser decisiva. Si la primera parte del filme es un hermoso elogio de la relación conyugal, la segunda lo es de las relaciones paternofiliales, a través de la compleja y dolorosa relación entre el protagonista y Charlie, que ha perdido la fe tras la muerte de su madre. Aunque en un plano secundario, también es interesante la relación de Longfellow con sus otros hijos, que nos brinda, al principio de la cinta, escenas entrañables que recuerdan momentos musicales de Sonrisas y Lágrimas por su luminosidad y alegría.
La puesta en escena recuerda a las películas navideñas de sabor dickensiano. Por cierto, Dickens era contemporáneo de Longfellow y se le cita en varios momentos. La producción no es nada desdeñable y los actores, poco conocidos, hacen un trabajo creíble y vigoroso. Detrás de esta película está el director cristiano Josh Enk, que está al frente de la compañía Sight & Sound Theatres, una especie de Puy du Fou centrada en episodios bíblicos, montados a menudo como musicales. Esta es su primera película, aunque se nota que tiene oficio en la producción y en la dirección de actores.
Joshua Enck
Estados Unidos
2022
Drama
+12 años