Se cumplen 40 años de la histórica e improvisada visita de Juan Pablo II a Argentina - Alfa y Omega

Se cumplen 40 años de la histórica e improvisada visita de Juan Pablo II a Argentina

El Vaticano organizó el viaje en un mes para compensar el que realizó días antes a Reino Unido, en el contexto del conflicto por las Malvinas

Redacción
Foto: Arzobispado de Mercedes-Lujan.

Se cumplen 40 años del histórico viaje que san Juan Pablo II realizó a Argentina en 1982, una breve visita de 31 horas que se produjo días antes de que finalizara la guerra de las Malvinas. Fue un «hecho inédito» en la diplomacia vaticana, organizado en tiempo récord para equilibrar la visita hecha a Gran Bretaña solo dos semanas antes.

«Fue un viaje único para el Vaticano desde su concepción, que jamás se repitió», analizaba hace unos meses para Télam el vaticanista Luis Badilla, con más de 20 años de experiencia en Radio Vaticano y uno de los periodistas que acompañó al Papa polaco en el viaje.

«Si el Papa no hubiera ido a Gran Bretaña quince días antes, el viaje a Argentina no se hubiera hecho», sentenció Badilla. Esa visita se llevaba organizando desde dos años antes. El programa se había anunciado meses atrás. Pero la explosión del conflicto el 2 de abril lo puso en entredicho.

Valor ecuménico

Los obispos católicos y protestantes del Reino Unido le hicieron llegar su petición de que no suspendiera el viaje, como pedían algunas voces. La llegada de Juan Pablo II a Gran Bretaña tenía un fuerte componente ecuménico y la cancelación o reprogramación hubiera generado un incidente no solo con los gobiernos locales, sino también con la Iglesia anglicana. Por otro lado, el episcopado argentino reclamaba que el Papa también visitara a su país, como una forma de mostrar su cercanía a las dos partes involucradas.

Así, la diplomacia vaticana encabezada por el entonces secretario de Estado de la Santa Sede, Agostino Casaroli, se movió con velocidad para, en poco más de un mes, organizar una visita relámpago a Argentina. Todas las visitas realizadas por el Papa polaco hasta entonces habían necesitado cerca de un año de preparación.

«Fue clave la astucia de Casaroli para convencer al Papa de la conveniencia de ir a Argentina», puntualizó Badilla, hoy a cargo del sitio especializado El Sismógrafo. Los días previos al anuncio de la visita estuvieron también llenos de detalles que buscaron dar la imagen de una cercanía del Papa polaco con el país.

Sin carácter político

Así, el 25 de mayo, en plena fiesta patria, Juan Pablo II publicó una Carta a los fieles argentinos, en la que pedía comprensión por mantener el viaje británico. «La cancelación del viaje sería una desilusión no solo para los católicos sino también para muchísimos no católicos que lo consideran, como es en realidad, singularmente importante también por su significado ecuménico. Saben todos ellos bien, en efecto, que la visita del Papa tiene un carácter estrictamente pastoral y en ningún modo político», escribía en ella.

En la carta, a horas de que se hiciera oficial el viaje, el Papa incluso llegó a manifestar que «hondamente preocupado por la causa de la paz y movido por el amor a vosotros, tan probados en estos momentos de dolor, desearía dirigirme incluso directamente desde Inglaterra a Argentina». Al día siguiente, el 26 de mayo, el propio Papa anunció el viaje que haría a la Argentina dos semanas después.

Fue así que, tras cuatro días y 27 discursos en suelo británico, y después de un descanso de pocos días en Roma, Juan Pablo II salió desde Roma hacia Buenos Aires el 10 de junio, cuando ya el conflicto se encontraba en su último tramo.

Al llegar a Buenos Aires tras una breve parada en Río de Janeiro, el Papa despejó cualquier duda sobre su objetivo central en la peregrinación: pronunció 39 veces la palabra «paz» en medio de la lluvia del 11 de junio, en lo que constituyó un histórico discurso apenas bajó del avión en el aeropuerto de Ezeiza.

Mediación de la Santa Sede

En sus discursos en día y medio en suelo argentino, la necesidad de paz se hizo el hilo conductor de la visita de Juan Pablo II. El Papa aprovechó, además, para referirse al conflicto argentino-chileno en el que la Santa Sede ya mediaba desde hacía tres años.

«Les confío que desde enero del año 1979, cuando vuestro Gobierno y el Gobierno argentino me pidieron que los ayudara como mediador» en la disputa territorial, «estoy anhelando el momento en que me sea concedida la gracia impagable de visitar al mismo tiempo a los hijos de ambas naciones, para unirme a la alegría de todos en acción de gracias a Dios por la conclusión definitiva de esta controversia y por la consolidación perenne de la paz y de la amistad entre los dos países por mi tan queridos», planteó en una Carta a la nación chilena enviada desde Argentina.

En su primera y esperada visita, Juan Pablo II mostró llevar su cercanía al pueblo argentino en medio de un conflicto que llegaría a su fin días después. «Este viaje y el realizado antes a Gran Bretaña me han permitido cumplir con mi deber de pastor de la Iglesia universal, y a la vez interpelar las conciencias para que, en momentos de enfrentamientos bélicos, se restablezcan en las dos partes en conflicto sentimientos de pacificación, que van más allá del silencio de las armas», se despidió de Buenos Aires.

«No se dude en buscar soluciones, que salven la honorabilidad de ambas partes y restablezcan la paz», les reclamó en esa línea a los gobiernos de los dos países, para cerrar una visita histórica que, no solo por ser la primera de un Papa, sino porque fue en sí misma un mensaje de paz al país, a la región y al mundo entero.