3 de marzo: santa Catalina Drexel, la amiga del gran jefe sioux Nube Roja - Alfa y Omega

3 de marzo: santa Catalina Drexel, la amiga del gran jefe sioux Nube Roja

Heredó de su padre millones de dólares que invirtió en ayudar a los parias de su tiempo: los indios y los negros. Catalina Drexel cogía fuerzas de la Eucaristía y fue pionera de los derechos raciales en Estados Unidos

Juan Luis Vázquez Díaz-Mayordomo
Con niños afromericanos en la casa de su congregación en Nueva Orleans. Foto: CNS

San Juan Pablo II dijo de Catalina Drexel que fue un excelente ejemplo de «caridad práctica», algo que aprendió de su padre: los bienes que uno posee proceden de Dios y han de ser puestos al servicio del prójimo.

Francis Anthony Drexel fue un banquero reconocido que heredó de su familia un floreciente negocio financiero. Él mismo sabía lo que costaba el dinero, pues empezó a trabajar como conserje y vigilante nocturno en el negocio familiar.

Cuando se casó con Hannah Langstroth en 1854, ya era una de las personas más adineradas de Filadelfia. Catalina fue su segunda hija, pero su madre apenas sobrevivió cinco semanas al parto. Drexel se volvió a casar seis años más tarde con Emma Bouvier.

Catalina creció en un hogar de mucha fe y muy volcado en los demás. Emma abría las puertas de su casa a los pobres tres veces por semana para atender sus necesidades y, a medida que fueron creciendo sus hijas, las involucró en toda su actividad caritativa: Catalina y sus hermanas aprendieron pronto a repartir ropa, alimentos, medicinas y dinero para necesidades básicas.

Además de la oración familiar, los Drexel empleaban cerca de 30.000 dólares al año en sus obras de caridad, financiando la labor de incontables hospitales, escuelas y orfanatos en Filadelfia, y pagando el alquiler a cientos de familias.

Cuando tenía 21 años, la madre adoptiva de Catalina cayó enferma y ella se colocó al lado de su cama durante tres años para cuidar de su salud. En enero de 1883 Emma falleció y, cuando, tres años más tarde, murió su padre, Catalina heredó una gran fortuna.

Siguió con sus obras de caridad y emprendió un viaje por Estados Unidos en el que conoció la miseria en la que vivían los nativos norteamericanos. En ese periplo entabló una duradera amistad con el gran jefe indio Nube Roja, el primer y único indio que logró vencer al ejército de Estados Unidos. Junto a él, Catalina conoció de primera mano los estragos que la fiebre del oro había causado en su territorio, y la miseria que había provocado en la comunidad nativa. Así empezaron las donaciones de la heredera de los Drexel para la construcción de escuelas para los niños indios americanos.

Necesitada de misioneros que pudieran ejercer su labor con los nativos, emprendió un viaje a Roma en el que se pudo entrevistar con el Papa León XIII. Al escuchar las demandas de Catalina, el Pontífice le contestó: «¿Y por qué no tú, hijita, te conviertes en misionera?».

Catalina Drexel en su juventud. Foto: CNS

Primera universidad de negros

Catalina siempre había albergado el deseo de consagrarse y, dentro de la vocación, sentía una fuerte llamada a la vida contemplativa. Así se lo hizo saber en varias ocasiones a su director espiritual, su párroco, James O’Connor, que luego sería obispo de Filadelfia. Al principio, él la animó a seguir con sus obras de caridad porque así podría hacer un mayor bien, pero en 1888 le sugirió fundar una nueva congregación dedicada a los indios y a los negros de Norteamérica. El 19 de marzo de ese año, día de san José, dio el primer paso para la creación de las Hermanas del Santísimo Sacramento en Nuevo México.

En el proceso de creación de la nueva congregación intervino también santa Francisca Javiera Cabrini, otra estadounidense dedicada sobre todo a la pastoral con los inmigrantes, que le sugirió a pedir la aprobación del Vaticano, lo que consiguió en 1913. Durante los años siguientes, la orden se extendió por todo el país y se fundaron 145 misiones católicas, doce escuelas para los nativos americanos y 50 escuelas para los afroamericanos. En 1942 creó la Universidad Xavier en Nueva Orleans, la primera universidad en Estados Unidos para personas de raza negra, lo que le causó no pocas incomprensiones.

En todas estas obras invirtió parte de la fortuna heredada de su padres, pero al morir, el 3 de marzo de 1955, cedió todo su dinero a 29 instituciones benéficas a las que solía ayudar su padre, para que sus hermanas de congregación vivieran libremente su confianza en la Providencia.

Los últimos 20 años de su vida, después de un ataque al corazón, los pasó retirada de la vida activa y viviendo de una oración que no dejaba de recomendar a sus hermanas: «Para ser productiva, la vida activa debe tener contemplación. Cuando llega a cierta altura, la oración fluye a la vida y recibimos fuerza del corazón de Dios. Así es como los santos produjeron tanto fruto».

Como dijo san Juan Pablo II en su canonización, Catalina Drexel vivió «una espiritualidad basada en la unión con el Señor en la Eucaristía», que la impulsó «al servicio solícito a los pobres y a las víctimas de la discriminación racial». Gracias a ello, su labor contribuyó en sus compatriotas «a aumentar la conciencia de la necesidad de combatir todas las formas de racismo a través de la educación y los servicios sociales».

Bio
  • 1858: Nace en Filadelfia
  • 1883: Su director espiritual le pide esperar para hacerse religiosa
  • 1886: Muere su padre y hereda cinco millones de dólares
  • 1887: Visita la reserva Rosebud y conoce al jefe Nube Roja
  • 1887: el Papa León XIII la anima a ser misionera
  • 1891: Funda las Hermanas del Santísimo Sacramento, dedicadas a los indios y negros
  • 1895: Comienza su misión con los navajos
  • 1935: Un ataque al corazón la retira de la vida activa
  • 1955: Muere en Pensilvania
  • 2000: Es canonizada por san Juan Pablo II