San Ignacio y san Francisco, modelos de formación
El nuevo mosaico del Colegio Mayor Loyola representa la llamada de Jesús a Ignacio con los primeros compañeros: Francisco Javier y Pedro Fabro, en su etapa de estudiantes en París. Vocación, amistad y ambiente de estudio, los tres conceptos que evoca la escena, son el testigo que recoge la institución de la herencia ignaciana
Como cierre de su 50 aniversario y de cara al Año Ignaciano 2021-22 que arrancará en marzo, el Colegio Mayor Loyola estrena este curso un mosaico «que se convierte así en nuestro nuevo signo de identidad», aseguran desde la institución. Se trata de la primera obra en España del taller del artista maltés Roberto Gauci, con un estilo que el Centro Aletti de arte espiritual de Roma —donde se formó el artista— ha difundido por todo el mundo, desde el Vaticano a los santuarios de Lourdes y Fátima o la catedral de la Almudena, en Madrid.
El mosaico, situado a la entrada del edificio, ha supuesto un total de 1.000 horas de trabajo de seis artistas del taller Eikon, en las diferentes fases del proceso: boceto, corte del material, trabajo del mosaico según el diseño, embalaje y envío, y montaje, relleno y finalización de la obra sobre el muro. Además de los artistas malteses del equipo, en este caso, ha realizado parte del mosaico la artista italiana Sara Marinelli, habitual colaboradora del Centro de Arte Litúrgico Eikon.
El mosaico representa la llamada de Jesús a Ignacio con los primeros compañeros: Francisco Javier y Pedro Fabro, en su etapa de estudiantes en París. Los tres conceptos que esta escena evoca (vocación y seguimiento; amistad y compañerismo; y ambiente de estudio) «plasman la identidad que el Colegio Mayor Loyola asume en el testigo que recoge de la herencia ignaciana en una de las misiones centrales de la Compañía de Jesús en su larga historia: la formación».
San Ignacio «vio claro el potencial evangelizador de la educación y una buena parte de los colegios, universidades y centros de formación de los miles que los jesuitas tienen por todo el mundo comparten un lema que resume en cierto sentido el objetivo final de la pedagogía ignaciana: “Entramos para aprender, salimos para servir”», asegura el Colegio Mayor Loyola en una nota.
Gauci ha hecho de su Centro de Arte Litúrgico de Gozo (Malta), fundado hace tres años, un foco de creación artística que fusiona el arte y la fe, donde transforman en imagen la teología. El taller está concebido «como un espacio para desarrollar un lenguaje artístico al servicio de la liturgia sobre la base de la tradición iconográfica de las Iglesias de Oriente y Occidente». Eikon es la continuación de la experiencia artística que Roberto Gauci ha realizado en el Centro Aletti de Roma durante cuatro años, en la que se especializó en el arte del mosaico monumental.
Este mosaico enlaza con el lema del Año Ignaciano, Ver nuevas todas las cosas en Cristo, que recuerda que «en la vida universitaria, donde algunos solo ven horas de estudio, diversión y un futuro laboral, se puede ver una oportunidad para crecer en conocimiento, amistad profunda y servicio».